Un estudio hecho en los países nórdicos , demostró que las personas que invierten en bolsa no son los que más dinero tienen, sino lo más inteligentes.

"Por extraño y paradójico que le parezca: La renta variable es el activo-a largo plazo-más rentable y menos arriesgado".Francisco García Paramés

La clave en el mundo de las inversiones está en la PACIENCIA, como decía un inversor value "Más vale hacerse rico despacio que pobre rápidamente" .

Todo llega para quien sabe esperar.Nunca te des por vencido, las grandes cosas llevan tiempo.

‎ "Yo me fío más de cómo maneja la economía una familia que se juega el pan o un empresario, que se juega la ruina, que un grupo de señores que, cuando quiebran un país, se van a su casa, reciben seis cargos públicos o privados y se dedican a dar discursos."Daniel Lacalle

Los seres humanos observan que hoy en día las carreteras, los hospitales, las escuelas, el orden público, etc. etc., son proporcionados en gran (sino en exclusiva) medida por el estado, y como son muy necesarios, concluyen sin más análisis que el estado es también imprescindible. No se dan cuenta de que los recursos citados pueden producirse con mucha más calidad y de forma más eficiente, barata, y conforme con las cambiantes y variadas necesidades de cada persona, a travésdel orden espontáneo del mercado, la creatividad empresarial y la propiedad privada.Jesús Huerta de Soto

Comprar cuando la bolsa baja y vender cuando sube es difícil porque va en contra de la naturaleza humana: en los últimos 3.000 años, cuando el vecino de al lado salía corriendo o gritaba "fuego", ha resultado rentable salir corriendo también. De ahí que cuando la bolsa sube nos dan ganas de comprar, y cuando baja nos dan ganas de vender, por una simple cuestión de biología.

¿Pero es que no os dais cuenta que todas las injusticias y toda la corrupción proviene de lo "publico"?‏



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viernes, 17 de febrero de 2012

La suerte también juega a favor del inversor paciente

En períodos en los que se mantiene la inversión en el índice durante 20 años, el número de veces en las que se ha perdido dinero es cero.


En un artículo anterior, les hablaba del grave daño que los costes de transacción causaban a las carteras con elevada rotación: aquellos que varían a menudo los valores que integran su cartera tienen que hacer frente a un costoso peaje llamado comisión por operación. Evidentemente, a mayor movimiento, mayor el número de veces que se pasa por “caja”.

También les citaba un estudio de Barber y Odean (Journal of Finance, Abril 2000), en el que se analizaban las rentabilidades obtenidas por inversores particulares dependiendo de la rotación de sus carteras. La evidencia era clara: los costes de transacción provocaban que los rendimientos de las inversores hiperactivos –elevada rotación– se desplomaran con respecto a los inversores más pacientes –baja rotación. Hablamos de diferencias superiores al 7% anual. Casi nada.

Ese estudio abarcaba una muestra de inversores particulares “activos”. ¿A qué me refiero con inversores activos? Pues a aquellos inversores que gestionan su propia cartera, a aquellos inversores que apuestan por determinados títulos esperando encontrar recompensa en forma de jugosas rentabilidades. Pues bien, como decíamos, entre el inversor activo a corto y el inversor activo a largo, los números se ponen a favor del segundo.

¿Y si nos quedamos quietos y adoptamos una actitud pasiva? Esto es, ¿qué ocurre si sólo nos dedicamos a replicar el índice bursátil de turno, decidiendo sólo el tiempo que dura nuestra posición? Aquí no hay ya ni sexto sentido, ni varita mágica, ni mentes inquietas en busca del maná; sólo es cuestión de suerte. Nos esperamos un año, o dos, o cinco o veinte, y vemos qué pasa. Pues veamos, veamos.

Olvidémonos de los costes de transacción, y centrémonos en las rentabilidades brutas. Como primer acercamiento, propongo analizar cuántas veces la jugada se vuelve en nuestra contra. Es decir, cuántas veces la decisión de mantener el índice sólo un año, o cinco, o diez o veinte, ha generado rentabilidades negativas. Paul Tracy ha hecho el trabajo por mí, y los resultados los recoge en esta tabla que les reproduzco:


Sí, sí, lo que ven. En períodos en los que se mantiene la inversión en el índice durante 20 años, el número de veces en las que se ha perdido dinero es cero. En el otro extremo, tenemos la inversión anual, que ha arrojado, a lo largo del período 1950-2010, un total de 16 casos con pérdidas. Entre los dos extremos, las inversiones a cinco y diez años, que han arrojado números rojos en 12 y 7 ocasiones, respectivamente.

La inversión a corto plazo tampoco es recomendable para aquellos inversores con dietas altas en grasas saturadas, y, por lo tanto, más proclives a presentar problemas en el ámbito cardiaco. Atentos a esta tabla:

Digno del parque de atracciones más exigente… Si usted opta por el horizonte anual, sepa que habrá años en los que se puede llevar a casa un suculento 53,4%. Eso sí, debe estar preparado para afrontar una posible pérdida del -44,8%. En un horizonte temporal de tres años, la cosa es parecida: tan pronto el mercado nos muestra un generoso 30,1%, como nos azota con -17,3%. Sólo cuando probamos las mieles del largo plazo podemos estar tranquilos: en el peor escenario, por lo menos nos protegemos contra la inflación.

La última tabla que les muestro recoge una idea similar anterior, pero trabajando ahora con datos medios. Aceptando la volatilidad de las rentabilidades observadas –medida a través de la desviación estándar– como una aproximación válida al riesgo al que se enfrenta el inversor –un escenario de (-2%,+2%) es mucho más arriesgado que un escenario de (-10%,+10%)–, el ratio de Sharpe, que no es más que el cociente de la rentabilidad media del activo entre la desviación estándar de esas rentabilidades, se convierte en una herramienta muy útil a la hora de comparar dos inversiones.

Así las cosas, aunque la rentabilidad media de la inversión a un año es superior en un 1% a la rentabilidad media de la inversión a 20 años, cuando ponemos esas dos magnitudes en relación al riesgo soportado, la historia es otra: el ratio de Sharpe de la inversión a 20 años supera, en más del doble, al ratio de Sharpe de la inversión a un año. Les dejo la tabla:

Lo dicho, hasta la suerte se alía con el inversor más paciente...
Pablo J. Vázquez es Doctor en Economía y especialista en Value Investing. Puedes seguirle a través de Twitter en @pablojvazquez

sábado, 17 de diciembre de 2011

Les presento a su peor enemigo: la inflación

Hace 25 años, un periódico costaba 60 pesetas, unos 36 céntimos de euro; a día de hoy se han triplicado sus precios.

PABLO J. VÁZQUEZ 
Les presento a su peor enemigo: la inflación. Supongamos que usted no se fía de los bancos, y decide dejar todos sus ahorros en un cajón de la mesilla o encima de un falso techo durante todo un año. Supongamos además, que los ingresos de este año han coincidido con sus gastos, por lo que su ahorro ha sido nulo. Resultado: usted será más pobre al final de año.
¿Cuánto más pobre? Pues, precisamente, en un porcentaje equivalente a la tasa de inflación de ese año. Si usted tenía ahorrado 100.000 euros y la inflación ha sido del 3%, ya sabe que habrá perdido 3.000 euros.... Entendámonos, no es que hayan desaparecido por la humedad del falso techo 3.000 euros y sólo le queden 97.000. No, no. Usted sigue teniendo los 100.000, pero debería tener 103.000 si lo que quiere es mantener su poder adquisitivo.
Otra forma de verlo: si usted dispone, a comienzos de año, únicamente de 1.000 euros para comprar un televisor de ese importe y decide retrasar la compra hasta final de año, ya sabe lo ocurrirá si el precio del televisor sube, pero sus ahorros no... ¡Pues que se queda sin tele!
Curiosa la forma del Consorcio Regional de Transportes de Madrid de celebrar su 25º aniversario (1986-2011). Han editado un folleto en el que se recuerda cómo fueron esos inicios. Fotos de 1986 contrastadas con fotos actuales, noticias de entonces y una muy interesante comparativa de precios. Veamos la tabla:
Sin duda, ya sabe dónde quiero centrar su atención. Un periódico, por aquel entonces, costaba al cambio unos 36 céntimos de euro. Vamos, que con el euro con veinte que le cuesta hoy un periódico se iba a un quiosco de 1986 y se compraba el mismo periódico... y el Marca y el As de regalo. Y lo mismo, claro está, con el billete de autobús, la barra de pan o el botellín de cerveza.
Moraleja: en los próximos años cuente con un escenario similar. Dinero no invertido, dinero que pierde poder adquisitivo. Según datos del propio Instituto Nacional de Estadística (INE), el indicador adelantado del IPC en Noviembre se ha situado en el 2,9%, por lo que para este año 2011, los Reyes Magos nos traerán una inflación anual en torno a ese 3% que les comentaba al principio.
Un consejo: póngase a cubierto. ¿Dónde? Tal vez ¿la Bolsa? Yo no lo dudaría.
Pablo J. Vázquez es Doctor en Economía y especialista en Value Investing. Puedes seguirle en Twitter

viernes, 6 de mayo de 2011

¿Se pueden evitar los chicharros en Bolsa?


Ciertos indicadores son claves para determinar si una determinada acción está o no sobrevalorada, minorando así de forma sustancial el riesgo.

Primero, deberíamos ponernos de acuerdo en qué entendemos por chicharro. Una correcta definición bien podría ser la siguiente: valores de baja capitalización (número de acciones en circulación por precio de mercado) que presentan, a priori, un riesgo elevado. Sin embargo, lo complicado es qué entender por "riesgo elevado", y más aún cómo evaluar si existe o no tal riesgo.
Para ello, se puede tomar como ejemplo una compañía que cumple con el perfil de chicharro y que, haciendo uso de un análisis al más puro estilo value-investing, se podría haber evitado un quebranto patrimonial en el caso de haber caído a su "encanto". Es el caso de American Superconductor Corporation (AMSC).
Recientemente, un inversor bursátil tuvo a bien compartir con la comunidad financiera (a través de Rankia) una mala experiencia personal: el 11 de febrero había decidido comprar acciones de AMSC a un precio de 27,60 dólares. El 6 de abril la cotización cayó casi un 50% para situarse en 14,47.
Inmediatamente, me pregunté: ¿qué le hubiera recomendado de haberme pedido consejo ese mismo 11 de febrero minutos antes de ejecutar la orden de compra? Veamos.
Primero, la información. Debemos manejar el mayor volumen de información posible. A fecha de 11 de febrero de 2011 contamos con el acceso a dos fuentes de vital importancia: por un lado, el último informe anual, publicado el 27 de mayo de 2010 y que hace referencia al período que va desde el 1 de abril de 2009 al 31 de marzo de 2010 (la empresa no cierra su contabilidad en diciembre, como la mayoría); y por otro, el último informe trimestral, publicado el 3 de febrero de 2011, y que hace referencia al período que va desde el 1 de octubre de 2010 hasta el 31 de diciembre de 2010.
Ambos documentos se pueden encontrar en la base de datos EDGAR (http://www.sec.gov/edgar.shtml) de la U.S. Security and Exchange Commission (SEC).
El gráfico de cotización mostrado anteriormente también suministra información ya que, combinado con el beneficio por acción, puede orientar sobre si la acción peca de sobrevalorada.
Ya tenemos, pues, las herramientas. Pasemos ahora al análisis. Comencemos por el precio de la acción. Recordemos que nuestro inversor compró a 27,60 dólares. ¿Caro? Veamos su PER, esto es, las veces que el precio contiene al beneficio por acción (BPA) o, dicho de otro modo, los años que tienen que pasar para que con ese beneficio anual cubramos el precio pagado.
Como la última información disponible se corresponde con el último trimestre (entre octubre y diciembre de 2010), partiremos de aquí para obtener una estimación del beneficio por acción anual (beneficio todavía no publicado, ya que las cuentas no estarán disponibles hasta este mes de mayo).
El siguiente cuadro, extraído del informe, arroja dos datos que permiten su cálculo: el BPA (net income per common share) acumulado de los últimos 9 meses (0,75) y el BPA del último trimestre (0,33) -tomamos el diluido (Diluted) ya que recoge el efecto que tendría la puesta en circulación de unas acciones todavía pendientes de emisión, bien sea, por ejemplo, por la existencia de remuneración a los empleados en forma de stock options o deuda convertible en acciones-.
Asumiendo que la empresa repite en el cuarto trimestre el BPA del tercero, basta con sumar las dos cifras apuntadas para obtener una estimación razonable del BPA anual: 1,08 dólares por acción. Eso nos da un PER de 25,55. Es decir, tardaríamos más de 25 años en recuperar nuestra inversión inicial.Caro no, ¡carísimo!
Vayamos ahora a los fundamentales de la empresa. Nos centraremos sólo en dos para descartar la inversión: su trayectoria en lo que a resultados se refiere y el grado de diversificación del negocio y de la clientela.
La siguiente tabla se ha extraído del último informe anual publicado (mayo de 2010). En ella se detalla la composición del Patrimonio Neto y Pasivo de la empresa, esto es, el desglose de sus fuentes de financiación.
Así, a grandes rasgos, podemos decir que una empresa obtiene financiación a partir de tres fuentes: emitiendo acciones, emitiendo deuda o reinvirtiendo los beneficios. La deuda figura en el Pasivo, mientras que la emisión de acciones (con la prima correspondiente) y la retención de beneficios figuran en el Patrimonio Neto.
Y es en esta última fuente en la que deben centrar su atención. El propio nombre de la partida"Accumulated deficit" nos revela una dura realidad: lo único que la empresa ha sido capaz de retener son pérdidas. La cifra del 2010 (columna de la izquierda) habla por sí sola: las pérdidas acumuladas se elevan a casi 411 millones de dólares (las cifras del balance están en miles).
¿Es elevada esta cifra? Pongámosla en relación al importe total de los activos de la empresa. Por equivalencia contable, el importe de los activos coincide con el montante de la financiación necesaria para adquirirlos, esto es, una cifra ligeramente superior a los 400 millones que refleja la última fila de la tabla (Total liabilities and stockholders’ equity, o Total pasivo y patrimonio neto). Conclusión: ha acumulado pérdidas por un valor superior a sus activos. Para echar a correr...
Hablemos ahora de la cifra de negocio de la empresa y su grado de diversificación, tanto en productos como en clientela. Pocas veces una tabla y un comentario son tan devastadores. Atentos a la siguiente foto:
De momento, dos cosas: que la línea de negocio que da nombre a la empresa (Superconductors) sólo representa el 2% del total de las ventas, y que el 98% de las ventas se centran en una única línea de negocio (Power Systems).
Pero lo más importante y que retrata a la perfección el Talón de Aquiles de esta empresa es el hecho de que el ¡¡75% de las ventas!! recae sobre un único comprador, la compañía china Sinovel.
Y ahora, la pregunta clave: ¿qué le ocurriría a la cotización si esta relación comercial se deteriora? En este link se puede consultar la nota de prensa que emitió la empresa AMSC el día 5 de abril de 2011, el día previo a su descalabro bursátil del 50%. Uno de los párrafos de esa nota comienza así: "On March 31, 2011, Sinovel Wind Group Co., Ltd. (Sinovel) refused to accept contracted shipment [...]". Es decir, que de momento paralizan las compras...
Y ya para concluir, sólo un apunte adicional. En un artículo anterior, se analizaba la compra de Warren Buffett de la química Lubrizol y de cuánto había pagado por ella. Para obtener una primera aproximación a lo que podría ser una estimación conservadora del valor de la acción, les sugería calcular un simple cociente: el BPA entre una rentabilidad exigida del 7,5% -las matemáticas nos dicen que el valor actual de una renta perpetua descontada a una tasa constante es, precisamente, el cociente entre esa renta y la tasa de descuento-.
Volvamos a poner en práctica ese consejo. Para ello, tomamos el BPA que estimamos anteriormente (1,08) y lo dividimos por ese 7,5% (tasa de descuento que equivale a un razonable PER de 13,33). ¿Resultado? 14,40. ¿Hasta dónde cayó la acción de AMSC en la sesión del pasado 6 de abril? Pues a14,47. ¿Casualidad?
Otro artículo interesante en Libremercado:¿Por qué Buffett compró la química Lubrizol?