Un estudio hecho en los países nórdicos , demostró que las personas que invierten en bolsa no son los que más dinero tienen, sino lo más inteligentes.

"Por extraño y paradójico que le parezca: La renta variable es el activo-a largo plazo-más rentable y menos arriesgado".Francisco García Paramés

La clave en el mundo de las inversiones está en la PACIENCIA, como decía un inversor value "Más vale hacerse rico despacio que pobre rápidamente" .

Todo llega para quien sabe esperar.Nunca te des por vencido, las grandes cosas llevan tiempo.

‎ "Yo me fío más de cómo maneja la economía una familia que se juega el pan o un empresario, que se juega la ruina, que un grupo de señores que, cuando quiebran un país, se van a su casa, reciben seis cargos públicos o privados y se dedican a dar discursos."Daniel Lacalle

Los seres humanos observan que hoy en día las carreteras, los hospitales, las escuelas, el orden público, etc. etc., son proporcionados en gran (sino en exclusiva) medida por el estado, y como son muy necesarios, concluyen sin más análisis que el estado es también imprescindible. No se dan cuenta de que los recursos citados pueden producirse con mucha más calidad y de forma más eficiente, barata, y conforme con las cambiantes y variadas necesidades de cada persona, a travésdel orden espontáneo del mercado, la creatividad empresarial y la propiedad privada.Jesús Huerta de Soto

Comprar cuando la bolsa baja y vender cuando sube es difícil porque va en contra de la naturaleza humana: en los últimos 3.000 años, cuando el vecino de al lado salía corriendo o gritaba "fuego", ha resultado rentable salir corriendo también. De ahí que cuando la bolsa sube nos dan ganas de comprar, y cuando baja nos dan ganas de vender, por una simple cuestión de biología.

¿Pero es que no os dais cuenta que todas las injusticias y toda la corrupción proviene de lo "publico"?‏



jueves, 31 de enero de 2013

Gestora value mexicana

Hoy os traigo un estudio que recoge la gestora  value mexicana Sabino Capital , del que es su director general el joven Alejandro Legorreta, admirador de Warren Buffet y fundador del forum value investing en México.

En este estudio se ve la superioridad del estilo valor a otros estilos y concluye que esa superioridad seguirá existiendo debido al comportamiento humano.

Resulta increíble que después de casi un siglo de gestores values dando resultados por encima del mercado y habiendo demostrado con creces su superioridad solo entre el 5-10% de los inversores sean value. 

http://www.sabino.biz/value%20vs%20growth.htm

Un saludo

jueves, 24 de enero de 2013

No se pierdan los próximos 2 o 3 años de bolsa.

Según Jaume Puig en 2013 las bolsas siguen siendo muy baratas pese a las subidas y tenemos como mínimos dos muy buenos años bursátiles por delante. Las apuestas de GVC Gaesco siguen siendo las mismas que para el 2012, sectores cíclicos y la inversión en Europa y Japón. Comenta que el valor del Ibex está por encima de los 14.000, es decir, cotiza con gran descuento y que el plazo que da de subidas bursátiles de dos años es por el tiempo que le queda por converger.

 El que España este mal no significa que el resto del mundo esté igual. En 2012 el planeta creció al 3.2% , en 2013 se estima un crecimiento del 3.5%, y en 2014 más del 4%. Tenga en cuenta que cuando el mundo crece más de un 3% los beneficios de las empresas crecen fuerte, y si a eso le sumamos el tremendo ajuste de costes realizados estos años de crisis por las empresas, partiremos de un margen de beneficios mayor que nos beneficiaremos todos los accionistas. Esto es la maravilla del capitalismo y de la globalización que permite a cualquier persona aprovecharse del crecimiento mundial pese a vivir en un país quebrado y en crisis.
  Vean esta conferencia:

Sobre la corrupción de los políticos


Si los políticos no tuvieran la capacidad para decidir discrecionalmente el uso del dinero que obtienen del fruto de nuestro trabajo, la corrupción estaría muy limitada. Si la política no decidiera quién presta los servicios al público, si no tomara decisiones regulatorias con impacto en la actividad privada, no importaría que al acabar su carrera los políticos ficharan de consejeros o asesores en empresas privadas.
Los bienintencionados defensores de lo público dirán que ellos reclaman buenos gestores, rechazando enchufados, corruptos y buscadores de rentas, sosteniendo que no puede achacarse al sistema la existencia de golfos. Y en efecto, así es. La corrupción no es patrimonio exclusivo de lo público. Tampoco de lo privado. Igual que el error es humano, la falta de honestidad también lo es.
Pero en el mercado, donde millones de consumidores votamos cada día con nuestras decisiones de compra y de inversión, si no se satisfacen las necesidades de las personas, las empresas quiebran y los malos gestores se van a la calle. En lo público, los políticos y los malos gestores no los echamos ni con agua caliente, porque el sistema —que ellos han diseñado— favorece que ellos y sus allegados se perpetúen en el cargo.
¿Qué entorno institucional creen que protege más al político corrupto y al empresario corruptor, el intervenido o la libre competencia en un mercado abierto?


De Antonio España sobre Buchanan.
Política sin romanticismo


Probablemente han visto ustedes la película Su distinguida señoría, estrenada en 1992 —año en el que la corrupción en nuestro país estaba también a la orden del día— y que narra las peripecias de Thomas Jefferson Johnson —interpretado por Eddie Murphy—, un timador de barrio que accede al Congreso de los Estados Unidos aprovechando la similitud de su nombre con el de un congresista recién fallecido. Tras escuchar accidentalmente una conversación entre dos políticos, el estafador descubre que se ha equivocado de profesión, pues desde el escaño puede robar y estafar legalmente sin temor a la cárcel. Sin ser una obra maestra del séptimo arte, esta comedia ilustra de forma entretenida las carencias del proceso político en la toma de decisiones públicas.
Precisamente al análisis económico de las decisiones tomadas en el ámbito público consagró su vida el recientemente fallecido James M. Buchanan, premio Nobel de Economía en 1986 y fundador, junto con Gordon Tullock de la Escuela de la Public Choice. Buchanan, que empezó su carrera académica dedicado a las finanzas públicas, pronto constató que los economistas, preocupados por el funcionamiento de los mercados —con objeto de intervenirlos y planificar—, no habían prestado mucha atención a cómo funcionaban unos gobiernos que cada vez crecían más y más.
Como consecuencia, Buchanan comenzó a analizar cómo funciona realmente la política, como él decía, sin romanticismo. Según sus propias palabras, era necesario “que nos quitáramos las gafas de color rosa con las que tendemos a percibir el gobierno, la política y las acciones de nuestros políticos” para ver la política como lo que realmente es, una manifestación más de la acción humana —con sus grandezas y miserias, habría que añadir.
En vez de analizar las acciones individuales en el contexto del mercado, contempló la acción de las personas en el ámbito de las decisiones públicas. Y estudió las relaciones entre personas cuando ejercen como cargos públicos, votantes, burócratas, líderes partidistas o representantes políticos. Tomando los métodos del análisis económico y aplicándolos al comportamiento de las personas en la política, Buchanan argumentó que sus acciones pueden estudiarse, incluso predecirse, y así comprender mejor la tendencia de los gobiernos a crecer, aumentar el gasto público, endeudarse, incurrir en fuertes déficits y hacer proliferar las normas y regulaciones.
Los votantes nos mantenemos racionalmente ignorantes…
Si han visto la película que les comentaba al principio, quizás se acuerden de una escena en la que una pareja de votantes entran al colegio electoral, preguntándose a quién votar, y terminan decidiendo allí mismo que votarán al mismo nombre de siempre. Circunstancia que favorece al descarado protagonista, que precisamente concurre aprovechándose del hecho de llamarse igual que el de siempre.
Me dirán ustedes, con razón, que se trata de una parodia exagerada propia de una comedia sin pretensiones. Y, sin embargo, la economía nos enseña que es perfectamente racional permanecer ignorante sobre materias que son complejas y que, además, quedan fuera de nuestra capacidad de influencia.
Convendrán conmigo que la política es, sin duda, una materia compleja —¿cuándo fue la última vez que se leyeron los programas electorales completos de todos los partidos concurrentes a las elecciones y analizaron el perfil político y su posicionamiento en los temas que les preocupan de todos y cada uno de los integrantes de las listas? Por otro lado, es unas doscientas veces más probable que nos toque el Gordo de Navidad que lograr que nuestro voto sea el decisivo. ¿Qué incentivo tenemos pues a dedicar tiempo y esfuerzo a elegir nuestro voto de forma informada?
Conclusión: en general elegimos nuestro voto más por consideraciones emotivas, de afinidad personal o, simplemente, viscerales, que con verdadero conocimiento de causa.
¿Cuántos políticos acusados de corrupción, de todos los partidos, han visto comparecer una y otra vez ante su electorado y han seguido arrasando en sus circunscripciones a pesar de ERE, trajes, palaus, ITV, y un larguísimo etcétera?
… salvo que pertenezcamos a uno de los grupos privilegiados de interés.
En otra escena, podemos ver al recién elegido diputado comiendo con su abogado especialista en lobbies, que quiere conocer su postura con respecto a determinados temas —los precios del azúcar, la limitación de las sanciones por negligencia o los repartidores de pizzas— para, a continuación, ofrecerle un catálogo a medida de los grupos de presión de los que extraer rentas en función del posicionamiento elegido.
En efecto, es una caricatura del entramado de lobbies norteamericano, pero fíjense que la realidad suele superar a la ficción, y no es raro ver cómo grupos de intereses más o menos numerosos pero siempre bien organizados, pueden ser muy relevantes en determinadas decisiones políticas sobre asuntos concretos, presionando a políticos para que resuelvan, subvencionen o legislen en su beneficio. Los incentivos, en este caso se sitúan del lado de los grupos de interés, que pueden obtener pingües beneficios, mientras los costes quedan diluidos entre el resto de los millones de votantes.
Beneficios que, por cierto, no pocas veces suelen perjudicar a los intereses de la mayoría silenciosa que no se manifiesta formando mareas de ningún color. Aunque, eso sí, con frecuencia escuchamos el argumento de que es por el bien común o en defensa de causas nobles. Seguro que sin mucho esfuerzo, se les ocurren unos cuantos ejemplos.
Las promesas electorales se las lleva el viento
Cuando en la película un importante político apoya en público una causa defendida por el protagonista —que empieza a volverse honrado, demostrando que un estafador de poca monta puede tener más principios que un político—, vemos cómo en la secuencia siguiente el mismo político se retracta en privado, zanjando la cuestión diciendo que “las declaraciones públicas no son testimonios jurados” mientras guiña un ojo con aire de complicidad.
Y este, en efecto, es otro de los problemas del proceso político. A saber, que la representación democrática por desgracia no es vinculante. Ni los programas ni las promesas electorales tienen carácter contractual, por lo que una vez obtenido el voto, el político puede olvidarse tranquilamente del votante hasta las siguientes elecciones.
Existe, pues, una desconexión abismal entre el voto depositado y la política llevada a cabo. Miren si no lo que propugnaban los candidatos del Partido Popular en materia de impuestos antes de las elecciones generales y compárenla con la política fiscal abusiva llevada a cabo por Cristóbal taxman Montoro. Imagínense que un fabricante de automóviles anuncia un deportivo con unas prestaciones determinadas y, al adquirirlo, descubren con desconsuelo que dentro de la preciosa carrocería deportiva de color rojo, tienen unos pedales de bicicleta, un manillar y una silla de playa. ¿Cómo se sentirían?
En el fondo, son los incentivos
Y, finalmente, no deben olvidar que la gestión pública del político siempre está orientada a corto plazo. Toda su actuación está condicionada por las próximas elecciones. ¿Se acuerdan la actitud mantenida por Mariano ya lo pensaré mañanaRajoy posponiendo importantes decisiones para nuestro país simplemente porque había elecciones en ciernes en Andalucía o en Cataluña y el País Vasco? ¿Recuerdan cómo José Luis Rodríguez Zapatero ocultó en 2008 la crisis a los españoles estando a las puertas de unas elecciones generales?
¿Qué incentivo encuentra un político en tomar decisiones difíciles a corto plazo pero beneficiosas a largo, cuando probablemente sea otro el que disfrute de las mieles de esas decisiones acertadas de hoy? Sin embargo, cualquier línea de acción pública, por ruinosa que sea, que reciba apoyo político a corto plazo, se mantendrá y se potenciará, aunque lleve al país a la quiebra. De esto también tenemos unos cuantos ejemplos recientes, por ejemplo, como cuando Zapatero literalmente compró nuestro voto con la deducción de los 400 euros en el IRPF para estimular el consumo.
El profesor Buchanan lo vio, pues, claro. No se puede garantizar que los políticos y los cargos públicos por ellos designados sean seres puros y libres de toda codicia —no digamos ya inteligentes, trabajadores y resueltos. Ni siquiera el proceso democrático, que es la fórmula más avanzada de convivencia pacífica que hemos encontrado hasta la fecha lo garantiza. Pero sí se puede limitar el daño que pueden hacer.
Por ejemplo, si los políticos no tuvieran la capacidad para decidir discrecionalmente el uso del dinero que obtienen del fruto de nuestro trabajo, la corrupción estaría muy limitada. Si la política no decidiera quién presta los servicios al público, si no tomara decisiones regulatorias con impacto en la actividad privada, no importaría que al acabar su carrera los políticos ficharan de consejeros o asesores en empresas privadas.
Los bienintencionados defensores de lo público dirán que ellos reclaman buenos gestores, rechazando enchufados, corruptos y buscadores de rentas, sosteniendo que no puede achacarse al sistema la existencia de golfos. Y en efecto, así es. La corrupción no es patrimonio exclusivo de lo público. Tampoco de lo privado. Igual que el error es humano, la falta de honestidad también lo es.
Pero en el mercado, donde millones de consumidores votamos cada día con nuestras decisiones de compra y de inversión, si no se satisfacen las necesidades de las personas, las empresas quiebran y los malos gestores se van a la calle. En lo público, los políticos y los malos gestores no los echamos ni con agua caliente, porque el sistema —que ellos han diseñado— favorece que ellos y sus allegados se perpetúen en el cargo.
¿Qué entorno institucional creen que protege más al político corrupto y al empresario corruptor, el intervenido o la libre competencia en un mercado abierto?
http://www.elconfidencial.com/opinion/monetae-mutatione/2013/01/22/politica-sin-romanticismo-10597/

Chile se convertirá en el país donde será más rápido crear un nuevo negocio.

Mientras España está en el puesto 44 en cuanto a la libertad para hacer o crear un negocios, los chilenos han aprobado una ley que les permitirá estar en el puesto más alto del índice doing business que les llevará a poder crear una empresa en un sólo día y con costo cero.


En el número 1 del indicador sobre "Inicio de un Negocio" del ranking Doing Business se ubicará Chile con la aprobación del proyecto de creación de empresas en un día y a costo cero.

Así lo indican las estimaciones realizadas por el Ministerio de Economía, cartera que ayer finalizó su jornada con la aprobación de su iniciativa estrella.


http://www.economiaynegocios.cl/noticias/noticias.asp?id=105133

Dinamarca


Resulta curioso que si a Dinamarca le quitamos las notas que le da el índice de libertad económica en Impuestos y gasto público sería el país más libre del mundo en libertad económica incluso por delante de Hong Kong o Singapur ya que en los otros 8 puntos que tiene en cuenta este índice (Derechos de propiedad, libertad frente a la corrupción , libertad empresarial, laboral, monetaria, comercial de inversión y financiera se encuentra en los primeros puestos). Por ejemplo, en el Doing Business ( libertad para hacer negocios )del Banco Mundial, Dinamarca es quinta, Noruega sexta, Finlandia undécima y Suecia decimocuarta (España está en el puesto 44, justo por delante de Túnez)Hay muchas cosas que aprender de ellos: su cultura empresarial, sus leyes comerciales o el control que ejercen sobre sus políticos. Pero, por mucho que se empeñen algunos, su legislación tributaria no es una de ellas.

Más información http://www.libertad.org/indice/


miércoles, 23 de enero de 2013

Libertad económica en España y en los países nórdicos

España tiene la 46ª economía más libre del mundo. Así lo aseguran The Wall Street Journal y la Fundación Heritage, las organizaciones que cada año publican el Index of Economic Freedom (Índice de Libertad Económica - ILE), la clasificación más conocida en esta materia. Para quien quiera ver el lado medio lleno, nuestro país tiene a 131 estados por detrás, hasta completar los 177 de la lista. Eso sí, los pesimistas también tienen motivos de sobra para estar preocupados.


Como puede verse en el siguiente gráfico, existe una correlación muy fuerte entre libertad y riqueza. Los países que promueven políticas públicas que facilitan la competencia y la labor de los empresarios tienen muchas más posibilidades de crecer económicamente. Por eso, el desplome de España desde el puesto 28 al 46 es tan relevante: no es una cuestión de aparecer peor clasificado en la foto, sino de que todos esos países que nos han adelantado seguramente también estarán mejorando su productividad y competitividad relativa gracias a sus mejores instituciones, algo que España sólo parece capaz de conseguir vía reducción de costes (es decir, con salarios más bajos).

De los diez epígrafes en los que está dividido el índice, España tiene una buena nota en cinco. El problema es que al menos en cuatro de ellos el margen de actuación está muy limitado desde Bruselas: libertad monetaria, comercial, de inversión y financiera. No es que esté mal que nuestro país aparezca en los primeros lugares en estos apartados, pero tampoco suponen una gran ventaja respecto a sus principales competidores porque las políticas en esta cuestión son comunes (o casi) a nivel europeo. 



En los otros seis apartados, sí hay mucho margen para mejorar. En comparación con sus vecinos de la UE, España lo hace especialmente mal en cuatro sub-índices:

- Derechos de propiedad: el índice habla de obstáculos burocráticos "significativos" y de una aplicación "muy lenta" de la justicia en la protección a los propietarios. Hasta 13 países europeos tienen 90 puntos en esta cuestión. Mientras, España no pasa de 70.

- Corrupción: no sólo la nota es bastante baja (62 puntos) sino que nos sitúa a años luz de los mejores estados europeos. Dinamarca, Finlandia o Suecia superan ampliamente los noventa puntos.

- Libertad empresarial: aunque España ocupa el puesto 33 a nivel mundial (algo mejor que su puesto 46 en todo el índice), este apartado vuelve a ser significativo por la diferencia que marca con el resto de Europa. Los 80 puntos de los que disfrutamos palidecen al lado de los 98 de Dinamarca o los 94 de Finlandia y Reino Unido, por poner tres ejemplos. Claro, luego cuando se dice que nuestras empresas no son competitivas, habrá quién se pregunte por qué. En esos puntos de diferencia podría estar buena parte de la respuesta.

- Mercado laboral: el gran lastre de la economía española. En este epígrafe, nuestro país cae hasta el puesto 117 de la lista. Los autores del informe apuntan que a pesar de las mejores de las últimas reformas laborales, "la regulación permanece fundamentalmente inflexible".



La paradoja nórdica


Sin embargo, en esta cuestión de los impuestos y el gasto público reaparece lo que podríamos denominar como la paradoja nórdica: algunos de los países más ricos del mundo están entre los que más tributos cobran a sus ciudadanos. El caso de Dinamarca es paradigmático: quitando las notas correspondientes a este subíndice, este país sería el primero de la lista del ILE, por encima incluso de Hong Kong o Singapur, algo de lo que podrían sacarse algunas conclusiones:

- Libertad: aquellos que reivindican el modelo nórdico se agarran siempre a su nivel de impuestos y olvidan todo lo demás. Pero para conseguir una sociedad próspera y rica, estos países han necesitado unos mercados enormemente flexibles, competitivos y libres. Copiar sólo la parte mala de la ecuación (los impuestos) olvidando la buena (la legislación pro-empresa) tiene muchas posibilidades de no dar resultado.

- Riqueza: también se olvida a menudo que el nivel de impuestos en estos países no es más elevado que en España. Lo que ocurre es que la riqueza allí generada ha provocado que haya muchos ciudadanos que tributan a los tipos más altos, algo que aquí es una excepción. Podría decirse que no son ricos por pagar muchos impuestos; al contrario, pagan muchos impuestos porque son muy ricos.

- Cómo gastan y cómo recaudan: por último, habría que atender a cómo gastan y cómo recaudan estos países, algo que se olvida a menudo cuando sólo se habla del nivel general de los tributos. De esta manera, en sus sistemas impositivos suelen tener mucho más peso los impuestos indirectos y al consumo, mientras que los tributos y las cotizaciones que penalizan la creación de riqueza y el trabajo son, en comparación, más moderados. Además, estos países tienen esquemas de gasto en los que los ciudadanos están muy presentes. Por ejemplo, en Suecia tanto en educación como en sanidad, los proveedores privados están a la orden del día y son los contribuyentes los que deciden dónde quieren gastar ese dinero que, técnicamente y en las estadísticas, es público.

Lo primero que hay que destacar es que estos países ocupan los primeros puestos en todas las clasificaciones de libertad económica (Doing Business, ILE, Índice de Competitividad,…). Esto tiene su mérito, porque una de las cosas que miden estas listas es el nivel impositivo. Teniendo en cuenta que los nórdicos tienen malas notas en este aspecto, podemos imaginarnos lo bien que lo hacen en todo lo demás para que su posición final sea tan buena. Por ejemplo, en el Doing Business d el Banco Mundial, Dinamarca es quinta, Noruega sexta, Finlandia undécima y Suecia decimocuarta (España está en el puesto 44, justo por delante de Túnez). Puede que sus políticos les quiten una parte importante de sus ingresos, pero les dejan completa libertad con el resto: no es una ventaja menor.


Además, la presión fiscal (que es la ratio que se suele usar para medir estas cosas), puede ser muy engañosa. Por ejemplo, imaginemos dos países, uno desarrollado y otro no, tienen el mismo IRPF del 20% hasta 100.000 euros de ingresos y del 40% desde esa cantidad. El país próspero tendrá una presión fiscal mucho mayor que su vecino, pero no porque sus impuestos sean más altos, sino porque tienen más ciudadanos en el escalón más elevado. Está claro que estos cuatro países los tributos son altos, pero no mucho más que en España o Francia: simplemente es que allí hay más ricos.

La tercera cuestión importante está en la forma en la que el Estado gasta sus recursos. En España, la Administración sólo maneja una forma de actuación: el ordeno y mando. Así, los ciudadanos no tienen ningún control sobre sus pensiones, la educación de sus hijos o su sanidad (por hablar sólo de tres de los apartados que más dinero se llevan de los presupuestos públicos). En Suecia, el país europeo con el IRPF más elevado, el mercado tiene una presencia fundamental en cuestiones teóricamente privativas del sector público. De esta manera, existe algo similar al cheque escolar y sanitario, y la última reforma de las pensiones incluye elementos de capitalización. En las estadísticas, todo este dinero aparece como gasto público, pero los contribuyentes del sur del continente soñaríamos con tener todas estas opciones a nuestra disposición.

Del mismo modo, Suecia, Finlandia o Dinamarca pueden permitirse el lujo de derrochar parte de la riqueza de sus ciudadanos cobrándoles unos impuestos muy elevados. Recaudan mucho porque son muy ricos, pero no son ricos porque sus impuestos sean altos. Hay muchas cosas que aprender de ellos: su cultura empresarial, sus leyes comerciales o el control que ejercen sobre sus políticos. Pero, por mucho que se empeñen algunos, su legislación tributaria no es una de ellas.


domingo, 20 de enero de 2013

CARTA A UN JOVEN LIBERTARIO:





“No te pases los días mirando expectante a los poderes públicos para que te resuelvan los problemas. Hazte la vida por ti mismo y, si te es posible, vive al margen del Estado, de sus funcionarios y de todo el boato y esplendor que les acompaña. En este país todo es política porque hemos convertido al Estado en un becerro de oro al que adoramos con fervor. Si tú y tus amigos os podéis liberar de ese culto profano iniciaréis un camino hacia no se sabe dónde pues ya sabes que las libertades con minúscula, las libertades para vivir, abren los caminos pero no cierran los destinos. Y debes saber también que esas libertades están siempre amenazadas por el Estado, de derechas o de izquierdas pues, te digan lo que te digan, los hombres y mujeres que lo rigen quieren ordenarnos, organizarnos, reducirnos. No te engañes; si algún día llegan las izquierdas al poder harán lo mismo que las derechas, en el mejor de los casos, ya que los hombres públicos, todos sin excepciones, aspiran a que sirvamos de conejos de india para sus experimentos y proyectos”.

“Esta idolatría del Estado es universal, más entre nosotros ha alcanzado las más altas cotas y ahora con la democracia nos llueve sobre mojado. Los “líderes” pretenden construirnos un nuevo modelo de sociedad para que vivamos contentos, satisfechos y programados. Defiéndete si puedes y mándalos al carajo pues el precio de las libertades es altísimo, pero su gozo impagable”.

"Si comparamos a los países más libres con los menos libres, veremos que los primeros tienen mayor PBI per cápita, mayor esperanza de vida, menos pobreza, menos corrupción política, menos trabajo infantil, mejores servicios de salud, mejores índices de educación y mayor crecimiento económico. (...) Entonces, si ese es el panorama mundial, ¿por qué existe tanta hostilidad hacia el libre mercado? ¿De dónde surge? Muchos de los que defienden con fervor las libertades civiles y políticas desestiman la libertad económica, considerándola irrelevante. Otros la repudian, por considerarla causante de pobreza y desigualdades. Ambos están en un grave error." Adam Dubove


“Cuando te hagas mayor rechaza todos los dogmas de la vida pública y ponlos en tela de juicio que, por poco que tengas, te llevará a la conclusión de que ningún revolucionario importante, desde Jesucristo hacia atrás o hacia delante, gastó su tiempo inventando corsés para la gente. Eso lo hicieron otros, los que necesitan mitos para organizarse su vida a costa de la nuestra, los que programan el aburrimiento y organizan los festivales de las canciones del orden”.

“Haz el amor y no la guerra. Desesperadamente haz el amor y no hagas nunca la guerra porque esos machos que la empiezan suelen sobrevivirla a costa de millones de cadáveres. Por estas tierras circulan impunes muchos matones que pegan con cadenas, atacan en grupo y matan con pistolas por la espalda y se comportan en familia como santos varones, unos a la derecha y otros a la izquierda, en defensa de sus dogmas, de sus privilegios o de sus ideales”.

“Este es, sin embargo un país importante capaz de helarte la sangre y construir maravillas, un país de gentes que se pegan al terreno y luchan como leones para resistir el calor de los fuegos y el frío de las nieves sin darle a la cosa mayor importancia y sin perderle la cara al toro de sus mil dificultades”.

“A los más mayores esta nueva aventura nos ha cogido tarde. Pero tú y tus amigos tenéis la vida y el mundo por delante para intentar cambiarla sin pagarle peaje al Estado y a todos los poderes que cobran arbitrios para que respires el porcentaje de aire contaminado que te facilitan. Intenta primero evitar que te administren la vida desde Madrid y luego, cuando te llegue el turno de la autonomía, lucha como un desesperado para que no se inventen los poderes locales otras capitales y burocracias, que ahoguen tu individualidad y la de los tuyos. Ya te digo que, al principio, lucharás contra corriente pero tu verás el alba que hemos intuido otros, modestamente.

Joaquin Garrigues, antes de morir.

miércoles, 16 de enero de 2013

Gestión pública o privada de la sanidad, educación o pensiones


Dejo a continuación una serie de interesantes comentarios de Antonio España para reflexionar sobre la gestión pública o privada de la sanidad, educación , pensiones etc..:  


 James M. Buchanan lo vio muy claro, no se puede garantizar que políticos y burócratas sean seres puros, pero sí se puede limitar el daño que pueden hacer. Es decir,  no hay manera de garantizar que en lo público los gestores sean buenos. En lo privado tampoco, porque el error es humano, pero en lo privado, si no se satisface las necesidades de las personas las empresas quiebran y los malos gestores se van a la calle. En lo público, los políticos y los malos gestores no los echamos ni con agua caliente, porque el sistema favorece que se perpetúen en el cargo...


Por otro lado, no hay que olvidar que público = coacción y la coacción es justamente lo contrario a la libertad.   


Nadie garantiza que no haya golfos ni en uno ni en otro sitio, pero los golfos en lo público pueden hacer mucho más daño (1) porque lo hacen con el dinero de todos, obtenido mediante la fuerza o la amenaza de la fuerza y (2) porque no podemos sustraernos a sus acciones, precisamente por basarse lo público en la coacción y no en acuerdos voluntarios.


Desde el momento que otorgas a alguien la discrecionalidad de usar el fruto de tu esfuerzo según su mejor criterio, estás expuesto a que éste lo utilice en su propio interés, que puede o no ser coincidente con el tuyo.



P.d Suelen caer en el error los que defiende la gestión pública de que "  lo público tiene el objetivo de redistribuir el esfuerzo de todos de manera equitativa, los recursos que entre todos hemos generado: pensiones, sanidad, educación, etc... de manera que todo el mundo tenga una oportunidad independientemente de sus circunstancias personales" pero no saben que lo que distribuye realmente es la miseria y la pobreza entre todos. 


Eso de que la función del estado es redistribuir la riqueza es opinable. Quizás lo sea del estado socialista (con éxitos palpables en Corea del Norte, Cuba, Venezuela o la extinta URSS) pero de un estado liberal, desde luego.


Y aun asumiendo, a efectos dialécticos, que lo fuera, tiene el fracaso garantizado porque es científicamente imposible que el estado disponga de la información necesaria (que es subjetiva, dispersa, tácita, no articulable y en continua evolución) para planificar la sociedad desde arriba y lograr un reparto equitativo de los bienes. Aparte del problema de incentivos. Los fracasos, uno tras otro, seguramente son consecuencia de esta realidad.


Y, por último, vuelvo a insistir: público = coacción = ausencia de libertad. La coacción es contraria a la dignidad humana, en tanto que suplanta su voluntad con los deseos de otros. La coacción, legítima o no, institucional o espontánea, extirpa al ser humano de su bien más preciado, que es su persona. A mi esto me parece moralmente reprochable (por muy democráticamente que hayan sido elegidos los que coaccionan), pero es que además así es imposible coordinar una sociedad (a no ser que la coordinación consista en que todo el mundo se pliegue al criterio de una minoría).


Además de que es imposible que el estado valore el esfuerzo de cada uno como para redistribuir la riqueza de forma equitativa, porque si no se puede valorar es imposible que sea de forma equitativa.

P. d. De nosotros depende el que la gestión de la sanidad, educación, pensiones lo sigan llevando estos políticos corruptos o pasemos su gestión a la sociedad civil ( al pueblo) privatizándola y liberalizándola para que sea el ciudadano el que vele por la buena gestión de su dinero.  Recuerda: Público = coacción = ausencia de libertad= pobreza.  No te dejes manipular por las masas, ten actitud crítica.

¿ Es la crisis consecuencia del sistema capitalista o del socialismo monetario imperante en el sector financiero?


La propaganda oficial de los medios y de todos los colectivistas ha sido que el sistema capitalista ha fallado y que se necesita de más regulación e intervención en dicho sector para evitar futuras crisis ( Basilea I, II, III ....) .

Por Antonio España 

Algunos puntos para reflexionar si la banca opera verdaderamente bajo los principios del libre mercado o, por el contrario, es intervencionismo disfrazado:

* ¿En un mercado libre se fijan los precios por un órgano de planificación centralizada? En la banca los interviene un banco central (los tipos de interés son los precios del sector financiero), creando importantes distorsiones que causan los ciclos de burbujas y depresiones

* ¿En un mercado libre existen órganos de planificación centralizada? Continuando con lo anterior, además de fijar los precios, el banco central controla la cantida de dinero en circulación, establece los coeficientes de caja, fija las provisiones que han de hacer y, recientemente hasta dicen qué tipo se pueden pagar a los depositantes

* ¿En un mercado libre se conceden privilegios a un grupo específico de empresas para que se queden con los beneficios pero socialicen sus pérdidas en caso de dificultad (rescates)?

* ¿En un mercado libre el estado retiene el monopolio de "fabricación" de la materia prima? En la banca, la materia prima es el dinero, monopolio del estado, quien a su vez, concede a la banca (y sólo a la banca) el privilegio de crear dinero de la nada por vía de la reserva fraccionaria.
* ¿En un mercado libre el estado actúa de prestamista de última instancia, ofreciendo dinero barato a la banca privilegiada cuando nadie más le concede crédito?

* ¿En un mercado libre los puestos de consejero se asignan según cuotas de los partidos políticos y los sindicatos? (Por cierto, ¿quiénes han fallado, las cajas altamente politizadas o los bancos más privados?)

* ¿En un mercado libre hay restricciones al establecimiento de nuevos entrantes? Miremos la regulación y los requisitos para obtener una ficha bancaria (que concede el banco central) y luego intentemos abrir un banco... ¿Nadie se ha preguntado por qué siendo un negocio tan rentable, con tantos privilegios y con garantía de socializar pérdidas, no se crean bancos nuevos cada día? ¿No será que el estado garantiza el pastel a los que ya hay?

Dicho todo lo cual, ¿puede seguir manteniéndose que el fallo de la banca es el fallo de lo privado?

viernes, 11 de enero de 2013

Cómo otros están saliendo ya de la crisis


Fernando del Pino Calvo-Sotelo

Como cantara John Lennon, imaginen un país que haya sufrido en el 2008 y el 2009 una crisis tan severa o más que la nuestra pero que, gracias a poner en marcha una serie de reformas, haya crecido un 5,5% en el 2011 y vaya a crecer un 3,5% en el 2012. Imaginen, además, que dicho país haya logrado este éxito precisamente por hacer caso omiso de las recomendaciones de los economistas keynesianos de turno, encabezados por un tal Krugman. Imaginen que mientras conseguían lo imposible, prácticamente solos, el establishment tildara su experimento de “locura neoliberal”. Imaginen, por último, que este país eligiera voluntariamente el camino aparentemente más difícil, es decir, el de no devaluar su moneda.

Este país es Letonia, una de las tres pequeñas repúblicas bálticas aplastadas durante décadas bajo la pesada bota del paraíso socialista soviético. Mucho de cuanto voy a contar podría referirse también a Estonia, pero el caso letón está particularmente bien documentado en un librito titulado How Latvia Came Through The Financial Crisis, escrito por un economista sueco experto en economías postcomunistas y por el propio Primer Ministro de Letonia. Desgraciadamente ninguno de nuestros preparados políticos lo habrá leído, entre otras razones porque está en inglés y, ya saben, “it’s very difficult, todo esto”.

Durante los años del boom, Letonia se ve aupada por una burbuja de colosales proporciones. Los precios inmobiliarios se multiplican por tres en cinco años y una gran euforia se desata en la sociedad letona. El Gobierno, en vez de operar con superávits, aumenta el nivel de gasto en la misma proporción en que se incrementa la recaudación (¿les suena?). Cuando llega el otoño del 2008, el país sufre con especial crudeza la crisis financiera. Un pánico bancario afecta a Parex Bank, con un 20% de los activos del sistema financiero, que en tres meses pierde la cuarta parte de sus depósitos y debe ser intervenido por el Estado, el cual compra el 51% del capital a sus dueños por dos lats (tres euros). El eurobono letón a diez años alcanza el 12% de rentabilidad. En este momento, se forma un nuevo Gobierno que decide afrontar la realidad con determinación. Va a comenzar uno de los mayores experimentos de devaluación interna: la Revolución de la Austeridad.

En un plazo de un año, las agencias gubernamentales pasan de 76 a 25; el número de funcionarios se reduce en un 30%, y se fija el objetivo de que su número no exceda del 8% de la población activa (en España es más del doble). El salario medio del funcionario se recorta sustancialmente para equipararse al del sector privado, que se reduce en un 10%. El 12% de las escuelas cierran y se establece un sistema que incentiva la eficiencia y la calidad en vez de el volumen de recursos empleados. La única partida de gasto que no sufre recortes son las pensiones, que el Tribunal Constitucional letón ordena mantener intactas. Se reducen sustancialmente las trabas y trámites regulatorios facilitando así a las empresas su labor como creadores de riqueza. Como consecuencia, Letonia escala hasta el número 24 en el ranking del World Bank Doing Business Index, el índice que mide la facilidad para hacer negocios en cada país (España ocupa el puesto 44, justo por debajo del Perú). Por último, ni el Gobierno ni la banca intentan impedir el ajuste de precios inmobiliarios y éstos caen un 70%, corrigiendo de forma natural, rápida y necesaria los excesos anteriores para poder recomenzar así sobre terreno firme.

Letonia tenía entonces un sistema fiscal basado en tipos impositivos proporcionales, que se quieren mantener: las rentas del trabajo se gravaban a un tipo único del 23%, los dividendos, al 10%, el IVA al 18%, el Impuesto de Sociedades al 15% y un Impuesto de Seguridad Social del 33%. El aumento de impuestos afectó fundamentalmente al IVA y al IRPF, que pasó del 23% al 26%, y comenzaron a gravarse las plusvalías al 15%, hasta entonces exentas (sí, exentas).Tomen nota, por favor, de los tipos impositivos que se pagan en otros países. En Letonia tampoco hay Impuesto de Sucesiones, ni, naturalmente, Impuesto sobre el Patrimonio, extinguido en todo el mundo desarrollado salvo en la menguante Francia y en nuestro país, siempre el perrito faldero de su vecino en estos temas.

En total, el 75% del peso del ajuste fiscal del primer año de Gobierno letón recayó en la reducción del gasto público.  Por el contrario, nuestro actual Gobierno, lastrado por tanto plomo socialista en sus azules alas, ha basado el ajuste en exprimir aún más a los contribuyentes más explotados de la UE (¡que ya es decir!) y no en reducir el mastodóntico tamaño del Estado y el ingobernable y quebrado sistema autonómico. El Gobierno letón redujo en su primer año el gasto público un 7% de su PIB, lo que en España equivaldría a 70.000 millones de euros. Vendiéndolo como un alarde de audacia, el Gobierno español se despacha en su primer año con una mini reducción de gasto del 0,7% del PIB, la décima parte, promesa que probablemente incumpla, como tantas otras.

¿Cuál ha sido en Letonia el resultado de una política de austeridad basada fundamentalmente en el adelgazamiento del Estado y la eliminación del despilfarro en vez de en el aumento de impuestos? El PIB, que se contrajo un 18% en el 2009 como consecuencia de la reducción del gasto, se estabilizó en el 2010 y ha crecido en 2011 y 2012 un 5,5% y un 3,5%, respectivamente. Mientras, en España estamos en estado de recesión crónica. Pero ya sabemos lo cuestionable que es el PIB. Una medida más clara es el desempleo. El paro letón subió de un mínimo del 6% en plena burbuja a un máximo del 21% a comienzos del 2010; comenzó entonces a disminuir y hoy en día es del 13,5%, y bajando. En España, por contra, es del 26%, y subiendo. Letonia comenzó la crisis con sólo un 9% de deuda sobre PIB y alcanzó un máximo del 44%, y ya está descendiendo. En España este ratio de deuda es el doble, pues continúa desbocada. Para el Gobierno letón austeridad supone reducir drásticamente el gasto público y desregular, y eso ha funcionado; para nuestro Gobierno, austeridad significa subir los impuestos y  mantener intactos los privilegios de la clase política, y eso, además de ser injusto, no va a funcionar.

Este verano el Banco Central Europeo cometió la torpeza de anunciar un programa de compra de bonos destinado a reducir la prima de riesgo que pagamos los países periféricos, eliminando de un plumazo la motivación para reformar el sector público. Dicho anuncio fue suficiente para lograr una tregua en los mercados que no ha hecho más que desincentivar a nuestro Gobierno, de por sí poco sobrado de ímpetu reformador, para acometer la radical reducción del tamaño del Estado que España necesita para salir de ésta.

Después de la lamentable gestión del anterior Gobierno, la falta de voluntad del actual para reducir el gasto público resulta injustificable e imperdonable. Con sus mini reformitas no vamos a ninguna parte. Las repúblicas bálticas, por el contrario, han mostrado un camino duro, pero realista, sólido y exitoso. O lo seguimos o suspenderemos pagos, así de simple.

domingo, 6 de enero de 2013

El bienestar del Estado...


No, no me he equivocado, en noviembre de este año, Juan Ramón Rallo publicaba un acertadísimo artículo titulado: “El bienestar del Estado”, en el que explicaba este “término”, y, sin ánimo de enmendarle la plana a Juan Rallo, a quien aprecio y tuve la ocasión de conocer, me gustaría apostillar... Pero vayamos por partes...
Recortar en Educación, Sanidad y Justicia en nuestro país sería el último paso en una supuesta “lista de recortes”, o por decirlo de otra manera, sería empezar la casa por el tejado, además habría que discutir largo y tendido el “cómo”, incluso algunos liberales menos puristas defienden que justicia y defensa podrían no privatizarse y educación y sanidad deberían funcionar subvencionando al usuario y no al productor -p.e. el cheque escolar-, incluso Juan Rallo, en su artículo, habla de prestar ayuda a aquellas personas de renta baja que no pudiesen costearse la educación, la sanidad o las pensiones en un mercado libre, pero ésta no es la cuestión de la que quiero hablar hoy.
Es una realidad aplastante que no se puede dar un giro de tal magnitud sin ocasionar una guerra en las calles como estamos viendo un día sí y otro también, debemos ser realistas... ¿quieren ustedes que el Estado sea proveedor de determinados “servicios”?, perfecto, partamos de esta premisa sin entrar en más detalles, y hablemos del... “Bienestar del Estado”.
Al calor de los años de burbuja hemos visto crecer paralelamente una burbuja de organismos y “mamandurrias” que, mientras la máquina funcionaba, a casi nadie le importaba, ni siquiera a la oposición, por aquello de la alternancia política y porque ellos también las tenían allá donde gobernaban. En tiempo de crisis, sobran -ya sobraban antes- pero claro, ¿quiénes están metidos en esas empresas, organismos y fundaciones públicas?: Políticos, políticos de toda índole, familiares de los mismos y amiguetes... y a ver quién es el guapo que mete la tijera ahí.
Porque, para ser sinceros, y al margen de Autonomías sí, Autonomías no, ¿No se podrían devolver unas cuantas competencias al Estado?, ¿No se puede echar el cierre a alguna empresa, fundación y organismo público?... ¿Prefiere usted cerrar el grifo a las 561 fundaciones en las que participan las comunidades autónomas, o quitar una plaza de maestro, de médico o que le metan una tasa judicial?... la respuesta es obvia desde el punto de vista del ciudadano, puestos a recortar, ¿por qué no empezamos a recortar en altos cargos, personal de confianza, coches oficiales y demás mamandurria de Ayuntamientos, Consejerías y Administración Central?... Supongo que la mayoría de ustedes, ciudadanos, estarían de acuerdo con estos recortes en la elefantiásica “estructura” de la Administración, pero son recortes que ningún miembro de ningún Gobierno, central, autonómico o local está dispuesto a hacer.
En este país, das una patada y te sale una fundación pública, con sus respectivos directores, consejeros, y personal de confianza, éste y otros gobiernos, han estado sembrando el país de este tipo de chiringuitos, en su propio beneficio, con el cuento de que todo lo que se hace con dinero público, todo lo que hace el Estado, es por su bien, por el Estado del Bienestar. El Estado no es tu amigo.
Buena parte de lo que se hace en pro del Estado del Bienestar, se dedica a financiar el Bienestar del Estado, entendido como toda esa monumental infraestructura creada ad hoc, muchos de esos organismos públicos no aportan nada al ciudadano, son una agencia de colocación para familiares y amigos, una “visa oro” pagada por todos ustedes, como decía Luis del Pino en un artículo que leí hace tiempo, si es usted amigo de algún político y no tiene un puesto en las más de 5.000 empresas públicas que existen en éste país, es que es usted idiota!
Y, porque una “imagen” vale más que mil palabras, también de un artículo de Luis del Pino (datos agosto 2012):
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Repasen, si quieren, a qué se dedican cada una de éstas 5.460 entidades, estoy convencida de que podríamos prescindir de muchas de ellas sin hacer mella en el Estado del Bienestar, el de ustedes, el de los que pagan estas entidades con sus impuestos, algún “roto” sí ocasionaríamos en el bienestar de algún político de turno, eso seguro.

Cuando le vuelvan a hablar del Estado del Bienestar recuerde que gran parte de lo invertido para crear esa “ilusión” sirve para financiar todo tipo de “proyectos”, que muchos sólo sirven al bienestar de unos pocos, colocar amiguetes e hinchar el ego de algún “honorable” de turno. Mucho me temo que no hay voluntad política de cambiar nada. Yo, si fuera la Troika, no me fiaría un pelo y firmaría un contrato leonino antes de soltar un solo euro -tal y como han hecho con el rescate financiero-  tenemos unos Ayuntamientos quebrados, unas comunidades Autónomas quebradas, un Estado quebrado y un sistema financiero quebrado y... seguimos con las mismas mamandurrias que nos han traído hasta aquí.

Si quieren seguir leyendo sobre el tema les recomiendo estos enlaces de Luis del Pino, titulados Estado S.A, consta de 5 partes, al margen de opiniones personales de Luis del Pino, pueden no compartirlas, los artículos están cargados de datos y mi intención al escribir no es la de adoctrinar a nadie... cada uno que se forme su opinión:



Estado, S.A. (III): Cataluña sociedad limitada