Un estudio hecho en los países nórdicos , demostró que las personas que invierten en bolsa no son los que más dinero tienen, sino lo más inteligentes.

"Por extraño y paradójico que le parezca: La renta variable es el activo-a largo plazo-más rentable y menos arriesgado".Francisco García Paramés

La clave en el mundo de las inversiones está en la PACIENCIA, como decía un inversor value "Más vale hacerse rico despacio que pobre rápidamente" .

Todo llega para quien sabe esperar.Nunca te des por vencido, las grandes cosas llevan tiempo.

‎ "Yo me fío más de cómo maneja la economía una familia que se juega el pan o un empresario, que se juega la ruina, que un grupo de señores que, cuando quiebran un país, se van a su casa, reciben seis cargos públicos o privados y se dedican a dar discursos."Daniel Lacalle

Los seres humanos observan que hoy en día las carreteras, los hospitales, las escuelas, el orden público, etc. etc., son proporcionados en gran (sino en exclusiva) medida por el estado, y como son muy necesarios, concluyen sin más análisis que el estado es también imprescindible. No se dan cuenta de que los recursos citados pueden producirse con mucha más calidad y de forma más eficiente, barata, y conforme con las cambiantes y variadas necesidades de cada persona, a travésdel orden espontáneo del mercado, la creatividad empresarial y la propiedad privada.Jesús Huerta de Soto

Comprar cuando la bolsa baja y vender cuando sube es difícil porque va en contra de la naturaleza humana: en los últimos 3.000 años, cuando el vecino de al lado salía corriendo o gritaba "fuego", ha resultado rentable salir corriendo también. De ahí que cuando la bolsa sube nos dan ganas de comprar, y cuando baja nos dan ganas de vender, por una simple cuestión de biología.

¿Pero es que no os dais cuenta que todas las injusticias y toda la corrupción proviene de lo "publico"?‏



miércoles, 23 de julio de 2008

Diferencias entre el inversor rico e inversor pequeño:

En el mundo de los negocios el inversor acaudalado tiene una ventaja sobre el pequeño, el aficionado y el trader neófito. La ventaja de la que disfruta el gran inversor es que NO NECESITA LOS MERCADOS. Puedo empezar a deciros la diferencia que hay, tanto mentalmente como en la forma en la que uno maneja su dinero, y no acabaría nunca.

1.El inversor rico no necesita los mercados porque tiene ya toda la renta que necesita. El dinero le viene vía bonos, letras del tesoro, fondos monetarios, acciones e inmuebles. En otras palabras, nunca se siente presionado a ganar dinero en el mercado.

2.El inversor rico suele ser experto en VALORACIÓN. Cuando los bonos están baratos y la rentabilidad de los bonos extremadamente alta, compra bonos. Cuando las acciones son un chollo y su es rentabilidad atractiva, compra acciones. Cuando los inmuebles ofrecen valor, compra inmuebles. Cuando las obras de arte, la joyería fina o el oro "se regala", compra arte, diamantes u oro. En otras palabras, el inversor acaudalado pone el dinero donde está el valor.

3.Y si no hay oportunidades excelentes, entonces espera. Puede permitirse el lujo de esperar. El dinero le viene diaria, semanal, mensualmente. El inversor acaudalado sabe lo que busca y no le importa esperar meses o incluso años para su próxima inversión (a eso lo llaman paciencia).

Pero, ¿qué pasa con el pequeño inversor? Este se siente empujado a ganar dinero. Y a cambio siempre "presiona" al mercado a hacer algo por él. Pero tristemente, el mercado no muestra ningún interés. Cuando el pequeño inversor no está comprando acciones con rentabilidades del 1 o 2% está en las Vegas o Atlantic City tratando de ganar a la ruleta a la banca. O se gasta 20 dólares a la semana en lotería o está "invirtiendo" en algún esquema de locos del que su vecino le ha hablado (en secreto, por supuesto).

Y como el pequeño inversor trata de forzar al mercado a hacer algo por él, se garantiza ser un perdedor. El pequeño inversor no entiende de valoraciones por lo que paga demasiado. No entiende el poder del interés compuesto (o capitalización) y no entiende el dinero. Nunca ha oído el dicho "Aquel que comprende el interés, lo gana. El que no, lo paga." El pequeño inversor es el americano medio y está totalmente endeudado.
El pequeño inversor está empeñado hasta las cejas. Y en consecuencia, está siempre sudando (sudando para pagar las letras de la casa, el frigorífico, el coche o la máquina de segar). Es impaciente y quiere siempre aprovecharse. Se dice a sí mismo que tiene que hacer dinero (rápido). Y sueña con esos grandes y jugosos pavos. Al final, el pequeño inversor pierde su dinero en el mercado, o apostando o lo desperdicia en proyectos sin sentido. Esté "pringado del dinero" se pasa la vida empeorando su situación financiera.
Pero he aquí el lado irónico de la historia. Si, desde el principio, el pequeño inversor hubiera adoptado una estrategia estricta de no gastar más de lo que gana, si hubiera capitalizado sus ahorros extra en inversiones rentables, entonces en el debido tiempo el dinero le vendría diaria, semanal, mensualmente, justo como al hombre rico. Se hubiera convertido en un empresario ganador en vez de un patético perdedor.

Tomemos un ejemplo:el Ibex como índice de referencia y el 8 de julio de 2004 como fecha de referencia, en donde el índice ha cerrado en 8.085.

El 8 de marzo de 2003, con el índice moviéndose en zona de mínimos, su cotización era de 5.870. En aquel momento parecía a toda la tribu de supuestos 'expertos' muy arriesgada y desaconsejable la inversión en bolsa. Era poco menos que inconcebible el que alguien llamara a los 'consultorios bolsístico sentimentales' de la radio pidiendo asesoramiento sobre como invertir a medio y largo plazo. La única manera en que el pequeño inversor entraba en bolsa era con los célebres fondos garantizados.

Si nos fiamos de las apariencias, no parece que hubiera ni motivos ni interés para que la bolsa subiera de forma sostenida y significativa. Pero, desde entonces, la cotización del índice empezó a subir hasta verano de 2007.
'Misteriosamente', la bolsa ha subido cuando nada indicaba que lo iba a hacer. ( esto se resume en varias ideas: 1.En primer lugar, nadie sabe cómo va a evolucionar la economía, especialmente cuando cambia de ciclo.

2.los precios de las acciones cambian considerablemente en función del temor o del entusiasmo de los inversores.
3.el enorme coste que representa en la práctica "adivinar los mercados".
Es muy natural que los inversores que ven caer sus acciones un 20% en poco tiempo piensen que, si hubieran vendido antes de la caída y hubieran comprado después de la caída, serían más ricos. Desde luego,tendrían razón.Un inversor podría haber multiplicado su inversión inicial por trescientos en 10 años tomando sólo cinco decisiones acertadas. Se trata de un hecho. Sin embargo, también puede ocurrir lo contrario: un puñado de decisiones erróneas (invertir en el punto álgido de una burbuja,conservar el efectivo cuando el mercado despega) provocará el resultado opuesto. Y,asumámoslo, en el momento en que sea evidente que nos encontramos en recesión..., las acciones ya habrán caído, normalmente más de lo que debieran haberlo hecho, y entonces es el momento de comprar, no de vender.Acertar con la sincronización del mercado no es tan sólo muy difícil; realmente, no es necesario si los inversores buscan rentabilidades sólidas y exentas de riesgos. El inversor que invirtiera 1.000 $ en el índice S&P 500 al comienzo de cada año entre 1987 y 2006 habría terminado ese año con 70.928 $ si hubiera reinvertido todos los dividendos. Pero ahora viene la parte interesante: si el inversor hubiera tenido la suerte de aprovechar el mejor momento para invertir (el precio más bajo del año) cada año, el total habría sido de 73.380 $. Si el inversor hubiera elegido sistemáticamente el peor momento posible (el punto más caro del año), el resultado sería no obstante de 61.797 $. Además, el riesgo de no haber participado en el mercado, de esperar ese mítico "punto de acceso", es enorme: uno simplemente precisa no invertir el 5% de los días de negociación en que los mercados suben realmente (lo que, a propósito, tiende a ocurrir cuando todo parece desfavorable) para perder más de la mitad de las rentabilidades a largo plazo posibles. )


En realidad, el pequeño inversor tiene poca capacidad para influir en los movimientos del mercado. En el caso del largo plazo habría que decir que ninguna. En el corto, sí influye más, sobre todo porque le dejan. Si alguien viene todo entusiasmado a comprar a 13, lo que vale 10, es un buen negocio vendérselo. Pero si le ve tan entusiasmado que está dispuesto a comprar a 15, por qué privarle al pobre del placer de comprar a 15... Así se montan las burbujas, cuyo límite y duración son imprevisibles pero que nunca se pueden mantener indefinidamente.

El pequeño inversor siempre llega tarde y mal a los grandes movimientos bursátiles. Es algo sobradamente señalado por los clásicos desde Dow a Kostolany pasando por Graham. Podemos sintetizarlo en un postulado del estilo de 'En un momento dado, la expectativa de revalorización bursátil a largo plazo es inversamente proporcional al número de ahorradores interesados en la bolsa en dicho momento'. Conclusión: mal asunto que la gente pregunte como invertir.


Una estrategia de inversión a largo plazo correctamente llevada a la práctica proporciona buenos rendimientos, siempre en proporción al riesgo asumido, pero con excelentes relaciones entre rentabilidad, riesgo, costes de transacción y fiscales y coste de oportunidad (grado de dedicación necesario). En muchas ocasiones resulta sorprendentemente exitosa, sin embargo permanece desconocida e incomprendida. Ello se debe a que sus practicantes son gente silenciosa que huye de la fama y los foros públicos. La dinámica de seguimiento cotidiano, típica de foros y medios de comunicación especializados, es difícil de conciliar con una inversión de horizonte temporal amplio, donde la inmensa mayoría de los días no hay que hacer nada, sencillamente esperar.

El mundillo mediático (incluyendo foros bursátiles) está lleno de jugadores bursátiles, disfrazados de inversores o de especuladores, armando ruido y bulla, pero es raro que salga a la luz un auténtico inversor a largo plazo.

Hace unos años apareció en la prensa una curiosa noticia. Un policía municipal ya jubilado, soltero y sin hijos, falleció en 1998 dejando en su testamento el mandato de que su patrimonio se utilizara para hacer obras de beneficencia. El 'hobby' de este buen hombre era la bolsa, a la que se dedicó sobre todo después de jubilarse, por lo que la herencia estaba constituida por su vivienda habitual (bastante humilde) y la cartera de acciones reunida desde cero, con el dinero que iba ahorrando.

La sorpresa de los encargados de ejecutar el testamento fue mayúscula cuando constataron que el valor liquidativo de la cartera ascendía a casi 600 millones de pesetas( 3.600.000€). Su estrategia no era nada sofisticada, la describía como comprar valores seguros y 'sentarse' sobre ellos. Tampoco lo era la composición de la cartera: 24 valores de bolsa española correspondiendo las mayores participaciones a Unión Fenosa, BSCH y Telefónica.

Los relativamente modestos ahorros se habían multiplicado gracias a una combinación de factores típica de las estrategias de inversión a largo plazo. La 'magia del interés compuesto', es decir, que las rentabilidades se van calculando sobre bases cada vez mayores, por lo que la rentabilidad absoluta acumulada a lo largo del tiempo tiende a crecer de manera exponencial. La reinversión sistemática de las rentas obtenidas lo que genera rentas adicionales, que a su vez se reinvierten... otro proceso exponencial. La gestión correcta del riesgo, reflejada en la amplia diversificación y en la búsqueda de solidez. Y una dosis de buena suerte, al coincidir la etapa final, la más importante donde se concentra la mayor parte de la rentabilidad en cifras absolutas, con un ciclo alcista secular.

En definitiva, las 'cuatro G' de Kostolany', ideas (simples pero correctas), dinero (procedente de su compulsiva pasión por el ahorro), paciencia (aguantar los valores sin dejarse conmover por las caídas ni por las subidas) y suerte (aunque la suerte se busca, es difícil aprovechar un ciclo alcista si se está esperando a que 'las cosas se aclaren').
Llamar 'inversores' a quienes venden en cuanto ganan un 5 o un 10% y van acumulando una 'cartera de inversión a largo' con las acciones que empiezan a bajar y se sitúan de manera permanente por debajo del nivel de compra es no comprender, incluso insultar, a los verdaderos inversores.
Puede ampliar su formación con este estudio:
http://www.juandemariana.org/pdf/061116 … tarios.pdf

Saludos

2 comentarios:

dacamon dijo...

Enhorabuena por el post y por el blog en general!

Me ha encantado!!

enrique dijo...

gracias dacamon, seguire poniendo articulos para compartirlo con los visitantes de mi blog y compartir opiniones porque de lo que se trata es de aprender a ser cada dia mejores inversores. Saludos