El mundillo mediático (incluyendo foros bursátiles) está lleno de jugadores bursátiles, disfrazados de inversores o de especuladores, armando ruido y bulla, pero es raro que salga a la luz un auténtico inversor a largo plazo.
Hace unos años apareció en la prensa una curiosa noticia. Un policía municipal ya jubilado, soltero y sin hijos, falleció en 1998 dejando en su testamento el mandato de que su patrimonio se utilizara para hacer obras de beneficencia. El 'hobby' de este buen hombre era la bolsa, a la que se dedicó sobre todo después de jubilarse, por lo que la herencia estaba constituida por su vivienda habitual (bastante humilde) y la cartera de acciones reunida desde cero, con el dinero que iba ahorrando.
La sorpresa de los encargados de ejecutar el testamento fue mayúscula cuando constataron que el valor liquidativo de la cartera ascendía a casi 600 millones de pesetas( 3.600.000€). Su estrategia no era nada sofisticada, la describía como comprar valores seguros y 'sentarse' sobre ellos. Tampoco lo era la composición de la cartera: 24 valores de bolsa española correspondiendo las mayores participaciones a Unión Fenosa, Banco Santander y Telefónica.
Los relativamente modestos ahorros se habían multiplicado gracias a una combinación de factores típica de las estrategias de inversión a largo plazo. La 'magia del interés compuesto', es decir, que las rentabilidades se van calculando sobre bases cada vez mayores, por lo que la rentabilidad absoluta acumulada a lo largo del tiempo tiende a crecer de manera exponencial. La reinversión sistemática de las rentas obtenidas lo que genera rentas adicionales, que a su vez se reinvierten... otro proceso exponencial. La gestión correcta del riesgo, reflejada en la amplia diversificación y en la búsqueda de solidez. Y una dosis de buena suerte,al coincidir la etapa final, la más importante donde se concentra la mayor parte de la rentabilidad en cifras absolutas, con un ciclo alcista secular.
En definitiva, las 'cuatro G' de Kostolany', ideas (simples pero correctas), dinero (procedente de su compulsiva pasión por el ahorro), paciencia (aguantar los valores sin dejarse conmover por las caídas ni por las subidas) y suerte (aunque la suerte se busca, es difícil aprovechar un ciclo alcista si se está esperando a que 'las cosas se aclaren').
Llamar 'inversores' a quienes venden en cuanto ganan un 5 o un 10% y van acumulando una 'cartera de inversión a largo' con las acciones que empiezan a bajar y se sitúan de manera permanente por debajo del nivel de compra es no comprender, incluso insultar, a los verdaderos inversores.
Saludos
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