Yo como particular,no podré valorar bien el balance de una compañía,no podré ganar nunca a los mejores gestores.Por eso concluí que lo más razonable es delegar esa responsabilidad y destinar todo mi esfuerzo a buscarlos(fondos VALUE).Soy un enamorado del VALUE INVESTING, por eso tengo la mayoría de mi patrimonio bajo el criterio de inversión value.
Un estudio hecho en los países nórdicos , demostró que las personas que invierten en bolsa no son los que más dinero tienen, sino lo más inteligentes.
"Por extraño y paradójico que le parezca: La renta variable es el activo-a largo plazo-más rentable y menos arriesgado".Francisco García Paramés
La clave en el mundo de las inversiones está en la PACIENCIA, como decía un inversor value "Más vale hacerse rico despacio que pobre rápidamente" .
Todo llega para quien sabe esperar.Nunca te des por vencido, las grandes cosas llevan tiempo.
"Yo me fío más de cómo maneja la economía una familia que se juega el pan o un empresario, que se juega la ruina, que un grupo de señores que, cuando quiebran un país, se van a su casa, reciben seis cargos públicos o privados y se dedican a dar discursos."Daniel Lacalle
Los seres humanos observan que hoy en día las carreteras, los hospitales, las escuelas, el orden público, etc. etc., son proporcionados en gran (sino en exclusiva) medida por el estado, y como son muy necesarios, concluyen sin más análisis que el estado es también imprescindible. No se dan cuenta de que los recursos citados pueden producirse con mucha más calidad y de forma más eficiente, barata, y conforme con las cambiantes y variadas necesidades de cada persona, a travésdel orden espontáneo del mercado, la creatividad empresarial y la propiedad privada.Jesús Huerta de Soto
Comprar cuando la bolsa baja y vender cuando sube es difícil porque va en contra de la naturaleza humana: en los últimos 3.000 años, cuando el vecino de al lado salía corriendo o gritaba "fuego", ha resultado rentable salir corriendo también. De ahí que cuando la bolsa sube nos dan ganas de comprar, y cuando baja nos dan ganas de vender, por una simple cuestión de biología.
¿Pero es que no os dais cuenta que todas las injusticias y toda la corrupción proviene de lo "publico"?
Si hubiese invertido el equivalente a 10.000 euros de hoy cada lustro años desde 1975, hoy podría jubilarse con un patrimonio de 330.000 euros. Usted habría metido 70.000 euros y la bolsa le hubiese regalado 260.000.
The Wealthy Barber, o El barbero rico, es un excelente ensayo novelado sobre finanzas personales destinado a explicar a las clases medias cómo amasar un abultado patrimonio a lo largo de sus vidas sin comerse demasiado la cabeza. El protagonista, Roy Miller, un humilde barbero de barrio que logró acumular un importante capital a lo largo de su vida, les va explicando a tres treintañeros sin experiencia qué hacer con su dinero para que puedan jubilarse como millonarios.
Si bien el libro está repleto de consejos, las tres recomendaciones fundamentales de Roy Miller son: a) ahorrar cada mes un 10% del salario para b) invertirlo periódicamente en un fondo de inversión que proporcione c) un rendimiento nominal de alrededor del 15% anual.
Al comienzo, los tres treintañeros se sienten estafados por los consejos de Miller. ¿Una rentabilidad anual del 15%? ¿Acaso es eso posible? Y además, ¿qué pasa con la inflación? ¿No se comería esa extraordinaria rentabilidad? Pero pronto la decepción da paso a la esperanza. Los fondos extraordinarios que proporcionan rentabilidades extraordinarias existen: se llaman fondos de inversión que se guían por los principios de la inversión del valor. En España, sin ir más lejos, tenemos a Bestinver, que desde 1993 acumula una rentabilidad anual media del 17,5%.
¿Y qué sucede con la inflación? Pues obviamente ésta se come nuestra rentabilidad –no descubro América si digo que el Gobierno nos roba mediante los impuestos ymediante la inflación–. Pero, como dice nuestro sabio Roy Miller, "es la persona que no ahorra [e invierte] la que tiene que preocuparse por la inflación". Si quienes ahorran y obtienen una atractiva rentabilidad sobre su inversión pueden verse con el agua al cuello por culpa de la inflación, ¿qué no le sucederá a quien ni ahorre ni invierta?
Algo así cabría contestar de entrada a la precipitada conclusión que algunos medios de comunicación han extraído a cuenta de un reciente informe de Pablo Fernández y Luis Corres sobre la rentabilidad media de la bolsa de Madrid durante los últimos 70 años. Agárrense fuerte: según el paper de estos dos economistas, ¡la bolsa de Madrid todavía no ha recuperado el nivel de 1974 si tenemos en cuenta la inflación! Horror. Adiós al capitalismo popular y a las pensiones de capitalización, ¿no?
Pues no, no tan deprisa. Aunque los titulares suelen ser muy escandalosos, también tienden a resultar engañosos. Como los dos autores del artículo reconocen, si tenemos en cuenta los dividendos que han pagado las empresas de la bolsa madrileña entre 1974 y 2010, el capital que hubiésemos invertido en 1974 se hubiese duplicado para 2010 en términos reales (descontando la inflación). Así pues, lejos de no haber recuperado el nivel de 1974, la bolsa lo ha duplicado cuando tenemos en cuenta los dividendos: en realidad lo que la bolsa no ha recuperado es el nivel de 2006, pues está más alta que en cualquiera de los ejercicios anteriores.
¿Es eso mucho? Bueno, en apariencia no: la rentabilidad anual media entre 1974 y 2010 apenas alcanza el 3,15% real. Sin embargo, quizá no deberíamos olvidar que la economía no ha crecido más que eso durante ese período y, sobre todo, que la inflación anual media entre 1974 y 2010 ha sido del 22,5%: o dicho de otra manera, la inversión en la bolsa madrileña nos hubiese permitido proteger nuestro poder adquisitivo entre 1974 y 2010 y, además, nos hubiese proporcionado una rentabilidad anual media del 3,15%.
Imagine que en 1974 disponía de 50.000 pesetas. De haberlas guardado debajo del colchón, hoy tendrían un valor de 41 pesetas; en cambio, de haberlas invertido en la bolsa madrileña su valor a día de hoy sería de 145.000. No está tan mal.
Sin embargo, podría estar mejor. Hagámosle caso al sabio de Roy Miller; releamos su segundo consejo: invertir periódicamente en bolsa. Es un consejo aparentemente sencillo y superfluo pero que esconde enormes beneficios: si invertimos año tras año en bolsa, compraremos acciones en momentos en los que están muy caras (como en 1974) pero también en otros que están muy baratas (como en 1980).
Supongamos que hubiésemos invertido en la bolsa madrileña una cantidad fija cada 5 años desde 1975. Atendiendo al estudio de estos dos economistas, ¿sabe cuál habría sido la rentabilidad anual media de su dinero una vez descontada la inflación? El 7%. Pongámosle un rostro más humano a los porcentajes: si usted hubiese invertido el equivalente a 10.000 euros de hoy cada lustro (2.000 euros al año o el 10% del salario medio en España) desde 1975, hoy podría jubilarse con un patrimonio de 330.000 euros. Usted habría metido 70.000 euros a lo largo de 35 años y la bolsa le hubiese regalado 260.000... y además le habría protegido de una inflación brutal.
Parece, pues, que la capitalización no está tan mal después de todo. Y eso que nos hemos conformado con replicar el índice madrileño: ni nos hemos preocupado por buscar fondos de inversión excelentes como Bestinver o por haber invertido desde España en bolsas extranjeras que, como la estadounidense, han proporcionado una mayor rentabilidad real.
Como dice Roy Miller: basta con ahorrar un 10% de nuestra renta e invertirla periódicamente en la bolsa que tenemos al lado de casa para jubilarnos con un patrimonio decente. Cosas del capitalismo y de la sociedad de propietarios.
Juan Ramón Rallo es jefe de opinión de Libertad Digital, director del Observatorio de Coyuntura Económica del Instituto Juan de Mariana, profesor de economía en la Universidad Rey Juan Carlos y de ISEAD y autor de la bitácora Todo un Hombre de Estado. Ha escrito, junto con Carlos Rodríguez Braun, el libro Una crisis y cinco errores, galardonado con el Premio Libre Empresa 2010.
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