Seria facil invertir si conocieramos el futuro, sabriamos cuando los precios han llegado al fondo para comprar y tambien cuando estuvieran en la cima para vender. El market timing seria el rey. La realidad es que el futuro es incierto. Hay dos tipos de inversores: los que saben que no conocen el futuro, y los que no saben que no conocen el futuro pero creen saberlo. Respecto al futuro no hace mucha diferencia ya que creamos o no saber lo que va a pasar en el futuro, este va a ser desconocido para ambas clases de inversores, lo que si va a ser muy diferente es como estos dos inversores se iran a preparar para el futuro. Si alguien no sabe como llegar a un sitio, estudiara un mapa, ira con cuidado, buscara informaciones, se llevara un GPS. Si cree que sabe donde va no hara ninguna de estas cosas. Lo mismo en las inversiones, el inversor que sabe que no sabe, tratara de ponerse en las mejores condiciones para enfrentar el incierto futuro, tratara de controlar lo que puede, y puede hacer mucho. Puede saber cuando compra barato, aunque no puede saber que compra al precio mas bajo. Puede controlar los riesgos, el riesgo de estar invertido y que el precio baje y el riesgo de no estar invertido y que los precios suban. El primero no es agradable, el segundo no tiene excusas. El inversor que sabe que no sabe se focalizara en el proceso de inversion y no en el resultado, sabe que el resultado no siempre esta a su favor, pero si lo estara en el largo plazo cuando la "buena" y "mala" suerte se hayan eliminado mutuamente. El inversor que sabe que no sabe es un seguidor del value investing, el que cree que sabe el futuro es el que utiliza el market timing.
Una de las cualidades innatas del buen inversor value es la humildad. ¿Por qué? Porque reconocer nuestra ignorancia es el paso previo para poder aprender. Buffett y Munger saben que no pueden predecir el comportamiento de los mercados, que no pueden saber cuál será la tendencia a corto y medio plazo, y ese conocimiento de la propia ignorancia les hace fuertes. El inversor value se concentra en el proceso y no en el resultado.Los resultados llegan como consecuencia del proceso previo y correcto de toma de decisiones. Si yo sólo miro los resultados a la hora de invertir en un fondo, me puedo estar equivocando ya que éstos pueden ser consecuencia del azar, de una subida casual de algún sector o zona geográfica determinada.
Me gustaría compartir con vosotros la historia real del Bambú japonés: Si sembramos su semilla. al año no ha brotado nada, tampoco a los dos, tres, cuatro, cinco, ni seis años. Un analista técnico, dado que cinco años son ,para él, una eternidad, tras seis años sin resultados abandonaría el huerto. Que hace el inversor value, sigue esperando pacientemente. Y qué ocurre al séptimo año, pues que mágicamente llega a nacer una planta que alcanza los 30-40 metros en apenas dos semanas. Qué pasa, qué crece de golpe? Pues aparentemente a los ojos de alguien poco informado podría ser así; durante los 6 años previos la planta crece ininterrumpidamente pero lo hace en el subsuelo, desarrollando el apárato radicular que permita ese crecimiento aereo tan espectacular.
La semilla del bambú japonés forma parte del escudo heráldico de los value.
Einstein dijo que el interés compuesto era la mayor fuerza de la galaxia y creo que fue Arquímedes quien dijo aquello de: Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo. Siguiendo el simil de la ley de la palanca, el punto de apoyo son las acciones y activos sólidos y dependiendo de la longitud de la palanca, la fuerza que hagamos será mayor, pues bien para mi la longitud de la palanza representa el tiempo, a mayor tiempo transcurrido mejores resultados tendrán los value en sus inversiones.
Mi punto de apoyo es muy sólido y mi palanca larguísima, por lo tanto mi fuerza, apoyada en el interés compuesto, es enorme y mi riesgo nulo o practicamente despreciable. Yo no tengo que regar el huerto -como los analistas técnicos- casi a diario, me basta con esperar siete años.
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