¿Buscar valores con un importante descuento (“margen de seguridad”) respecto a su valor, es a día de hoy (1984) una manera de abordar el mercado o por el contrario se trata de un sistema caduco?
Muchos de los sectores académicos consideran que se trata de un sistema pasado de moda. Argumentan que el mercado de valores es eficiente; esto es, que los precios de las acciones en cada momento ya reflejan todo lo que se conoce acerca de las expectativas de una empresa y sobre el estado de la economía. No hay acciones infravaloradas, argumentan estos teóricos, porque hay buenos analistas de acciones que utilizan toda la información disponible para garantizar indefectiblemente que los precios son los correctos. Los inversores que parecen superar al mercado año tras año lo consiguen porque tienen suerte. Si los precios reflejan toda la información disponible, este tipo de técnica de inversión debe ser descartada”, escriben algunos de los académicos.
Tal vez. Pero yo quiero referirme a un grupo de inversores que, año tras año, han superado el índice Standard & Poor's 500. La hipótesis acerca de si esto es, o no, pura casualidad merece por lo menos un examen más detenido. Es fundamental para valorar este análisis tener en cuenta el hecho de que estos inversores que han superado a los índices y posteriormente citaré, eran conocidos míos desde hace más de quince años y en su momento ya los había identificado como inversores superiores a la media.
Antes de comenzar este análisis, me gustaría que imaginéis un concurso nacional de lanzamiento de moneda al aire. Asumid que vamos a llegar hasta 225 millones de estadounidenses mañana por la mañana y les vamos a pedir, a todos, que apuesten un dólar. Los que acierten ganan un dólar que les pagaran los que no aciertan. Cada día los perdedores abandonan y al día siguiente las apuestas hechas por todos los ganadores se ponen de nuevo en marcha. Después de diez lanzamientos al aire tendremos, aproximadamente, 220,000 personas en EEUU que habrán acertado consecutivamente en los diez lanzamientos.
Este grupo probablemente empezará a sentirse un poco “crecido”. Es lo que tiene la naturaleza humana. Tratarán de ser modestos pero en las fiestas, ocasionalmente, señalaran a atractivos miembros del sexo opuesto su técnica y las maravillosas ideas que ellos aportan al campo de los lanzamientos de moneda.
En otros diez días tendremos 215 personas que habrán acertado sus 20 lanzamientos de moneda de forma consecutiva y que en consecuencia, cada uno habrá convertido su dólar inicial en poco más de un millón de dólares. 225 millones de dólares se pierden, 225 millones de dólares se ganan. Para entonces, este grupo ganador “perderá la cabeza” .Probablemente escribirán libros sobre “Cómo convertí un dólar en millones en veinte días trabajando treinta segundos por la mañana”. Peor aún, probablemente empezarán a impartir seminarios por todo el país sobre eficiencia en el lanzamiento al aire de las monedas y a enfrentarse a escépticos profesores con, “¿ si no puede hacerse, por qué hay 215 de nosotros que lo hemos conseguido?”.
Pero entonces algún profesor de alguna escuela de negocios señalará que el resultado sería el mismo si en lugar de personas hubieran sido 225 orangutanes los que hubieran participado en el ejercicio. 215 orangutanes seleccionados al azar conseguirían los mismos 20 aciertos consecutivos.
Me gustaría argumentar, sin embargo, que hay algunas diferencias importantes en los ejemplos que voy a presentar.
Por un lado, si (a) Había 225 millones de orangutanes distribuidos más o menos entre la población de EE.UU; si (b) Si quedaron 215 ganadores después de veinte días; y si ( c) Si coincide que 40 de los orangutanes procedían de un único zoo en Omaha, se podría concluir con bastante seguridad que has dado con algo. En consecuencia, es probable que pidas al cuidador del zoo que te comente lo que les está dando de comer, si realizan ejercicios especiales, qué libros leen, y quién sabe qué más.Esto es, si te encontrases con cualquier otra concentración realmente extraordinaria de éxito, es posible que desees analizar si podrías identificar alguna característica inusual en ese grupo. Toda investigación científica sigue un patrón. Si se trata de analizar las posibles causas de un tipo raro de cáncer - por ejemplo 1500 casos en un año en EEUU- y se encuentra que 400 de ellos ocurren en algún pequeño pueblo minero en Montana, interesaría centrarse en el agua de allí, o el tipo de trabajo de los afectados, u otras variables. Está claro que no es azar que 400, de entre un grupo de 1500, procedan de un área pequeña. No se conocen necesariamente los factores que ocasionarían la enfermedad pero si se sabe dónde buscar.
Hay formas de buscar el origen de estas “rarezas” que son distintas que la puramente geográfica. Además del aspecto geográfico existe lo que llamo el origen intelectual. Encontrar un desproporcionado número de aciertos al lanzar una moneda al aire en el mundo de la inversión y que un alto número de ellos proceda de un pequeño “pueblo intelectual” que podría llamarse GRAHAM Y DODDSVILLE, no puede explicar que una concentración tan significativa de ganadores tenga su origen en la suerte.
Ahora supongamos que vives en una sociedad fuertemente patriarcal y cada familia en EEUU está compuesta por diez miembros. Si asumimos que la cultura patriarcal en ese pueblo era tan fuerte que cada miembro de una familia se identificaba con lo que decía el padre, al final del periodo de veinte días, tendrías 215 ganadores, pero te darías cuenta que proceden solamente de 21,5 familias puesto que todos los miembros de una familia han actuado siguiendo los dictados marcados por el padre.
Algunos ingenuos pueden decir que los aciertos se deben a un importante factor hereditario, pero esta cuestión sería irrelevante porque simplemente significaría que realmente no tenías 215 ganadores individuales, sino más bien 21,5 familias distribuidas al azar y dirigidas por su respectivo patriarca que son los que realmente serían los ganadores.
En este grupo de inversores de éxito (“familia”) que quiero considerar, ha habido un patriarca intelectual común, Ben Graham. Pero en este caso “los hijos” que abandonan la casa de este patriarca intelectual han encaminado “sus lanzamientos” de una manera muy distinta unos de otros. Han ido a diferentes lugares y compraron y vendieron diferentes acciones. Sin embargo han tenido, en su conjunto, un historial que simplemente no puede explicarse por razón de la suerte o del azar. El éxito conjunto no puede explicarse por el hecho de que todos ellos están realizando los lanzamientos de forma idéntica porque un líder les estuviera indicando, exactamente, como hacerlo.
El patriarca simplemente se ha limitado a establecer el esquema intelectual en la toma de decisiones pero cada estudiante ha decidido aplicar la teoría a su manera.
El esquema de pensamiento común de los seguidores de Graham-and Doddsville es éste; buscan discrepancias entre el valor total de un negocio y el precio en el mercado. Esencialmente aprovechan esas discrepancias ignorando la teoría del mercado eficiente o si las acciones se compraron el lunes o jueves, o si es enero o julio, etc...
Cuando los hombres de negocios compran empresas -que es justamente lo que están haciendo los seguidores de Graham & Dodd a través de acciones- dudo que se decidan a comprar en función del día de la semana o el mes. Si a la hora de comprar un negocio completo no se hace ninguna diferencia en si está siendo comprado un lunes o un viernes, me desconcierta como los académicos invierten tiempo y esfuerzo en analizar si existe alguna diferencia cuando lo que se compra son acciones , es decir parte de ese negocio.
Los inversores que siguen a Graham y Dodd, huelga decir, no entran a discutir “la beta”, patrones de precios o la covarianza de los rendimientos entre los valores. Esas son cuestiones que no les interesan lo mas mínimo, es más, muchos de ellos tendrían problemas hasta para definir esos conceptos.
Los seguidores de Graham & Dodd se centran simplemente en dos variables; precio y valor.
Siempre me ha parecido extraordinario que existan multitud de estudios sobre el comportamiento de los precios y el volumen, materia de los chartistas. ¿Podéis imaginar comprar un negocio completo simplemente porque su precio ha subido la semana pasada y la anterior?
La razón de que muchos estudios se realicen sobre las variables de precio y volumen, es que ahora, en la era de los ordenadores, se dispone de un sin fin de datos sobre ellos. Pero dichos estudios no tienen utilidad alguna; es simplemente que los datos están ahí y los académicos han trabajado duro para aprender a manejarlos. Una vez que estas habilidades son adquiridas, parece “un pecado” no usarlos, incluso si el uso no tiene utilidad o todavía peor, si su uso es contraproducente. Como dijo un amigo, a un hombre con un martillo, todo le parece un clavo”.
“…entre ellos apenas hubo duplicidad en sus carteras, unos tenían carteras muy concentradas como Munger y otros como Shloss muy diversificadas. Pero todos tienen un punto en común; seleccionar las acciones basándose en las discrepancias entre valor y precio.
Unos con formación económica y otros como Munger o Rick Guerin, sin ella”.
“…es muy importante entender que este grupo ha asumido un riesgo mucho menor que la media, en muchos casos durante años en los que el mercado tuvo un comportamiento muy malo.
Aunque entre ellos difieren en el estilo, todos mentalmente, actúan como si estuvieran comprando negocios, no comprando las acciones. Algunos de ellos, en ocasiones, han comprado el negocio en su totalidad pero a menudo simplemente se han limitado a comprar pequeñas partes de un negocio a través de acciones. Lo destacable es que su actitud, ya sea comprando la totalidad o una pequeña parte de un negocio, es siempre la misma; todos aprovechan la diferencia entre el precio del mercado y su valor intrínseco.
Estoy convencido de que hay mucha ineficiencia en el mercado. Todos estos inversores, seguidores de Graham and Doddsville, lo que han hecho es explotar con éxito las diferencias entre precio y valor.
En “value investing” si compras un billete de dólar por 60 centavos, es más arriesgado que si lo compras por 40 centavos, pero paradójicamente la expectativa de recompensa es mayor en el último caso. Cuanto mayor es el potencial de revalorización en la cartera de valores, menor será el riesgo existente”.
“Con una valoración estimada de 400 millones de dólares, la empresa se vendía en el mercado en 1974 por 80 millones. Si la hubiéramos comprado por ese precio y posteriormente baja hasta 40 millones de dólares, su beta hubiera aumentado. A la gente que piensa en la beta como medida de riesgo y teniendo en cuenta que la beta habrá aumentado al bajar el precio, esa beta les llevará a la conclusión de que la acción tiene más riesgo si se compra a 40 millones que si se hace a 80 millones. Esto es realmente Alicia en el País de las Maravillas. Nunca he sido capaz de averiguar la razón por la cual es más arriesgado comprar 400 millones en propiedades por 40 millones de dólares que hacerlo por 80 millones de dólares.
Pero para que todo esto funcione es necesario tener los conocimientos necesarios para ser capaz de estimar la valoración del negocio y a continuación aplicar lo que Ben Graham llama tener un margen de seguridad. No trates de comprar negocios que valen 83 millones de dólares por 80 millones de dólares. Tienes que darte un gran margen. Cuando construyes un puente insistes en que pueda aguantar 30.000 libras cuando realmente solo van a pasar camiones de 10.000 libras. Ese mismo principio funciona también en la inversión.”
“Algunas personas con visión muy comercial pueden preguntarse porque escribo este artículo. Atrayendo a muchas personas al estilo “value” necesariamente se estrecharán los márgenes entre precio y valor.
Únicamente puedo decir que el “secreto” ha estado ahí fuera durante 50 años (ahora serían 75 años), desde que Ben Graham y Dave Dodd escribieron “Security Analysis”, sin embargo no he visto una tendencia hacia el estilo “value” de inversión en mis 35 años de actividad. Parece que existe alguna perversa característica en el ser humano por la que le gusta complicar las cosas.
En cualquier caso el mundo académico se ha apartado durante los últimos 30 años de la enseñanza del “value investing” . Es probable que continúe de esa manera”.
Fuente: Morningstar | De 1-1- 2000 a 16-11-2009 | Índice de referencia |
Bruce Berkowitz | +13,02% | -0,39% |
Jean Marie Eveillard | +12,5% | -0,88% |
Donald Yachtman | +11,97% | -0,39% |
Charlie Dreifuss | +11,98% | -0,39% |
Fuente : Gurufocus | De 1-1- 2000 a 31-12-2009 | Índice de referencia |
Martin Whitman | +10,3% | -8,1% |
Robert Rodriguez | +12,4% | -8,1% |
Warren Buffet | +12,2% | -8,1% |
Cristopher Brown | +4,7% | -8,1% |
Fuente Bestinver | De 30-10-2001 a 30-10-2010 | Índice de referencia |
Bestinfond | +14,5% | -3,8% |
Best. Internacional | +9% | -2,2% |
“los barcos navegarán alrededor del mundo, pero los partidarios de que la tierra es plana continuarán floreciendo. Mientras, en el mercado, seguirán existiendo amplias discrepancias entre precio y valor, y quienes lean a Graham & Dodd continuarán prosperando".Fuente
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