Un estudio hecho en los países nórdicos , demostró que las personas que invierten en bolsa no son los que más dinero tienen, sino lo más inteligentes.

"Por extraño y paradójico que le parezca: La renta variable es el activo-a largo plazo-más rentable y menos arriesgado".Francisco García Paramés

La clave en el mundo de las inversiones está en la PACIENCIA, como decía un inversor value "Más vale hacerse rico despacio que pobre rápidamente" .

Todo llega para quien sabe esperar.Nunca te des por vencido, las grandes cosas llevan tiempo.

‎ "Yo me fío más de cómo maneja la economía una familia que se juega el pan o un empresario, que se juega la ruina, que un grupo de señores que, cuando quiebran un país, se van a su casa, reciben seis cargos públicos o privados y se dedican a dar discursos."Daniel Lacalle

Los seres humanos observan que hoy en día las carreteras, los hospitales, las escuelas, el orden público, etc. etc., son proporcionados en gran (sino en exclusiva) medida por el estado, y como son muy necesarios, concluyen sin más análisis que el estado es también imprescindible. No se dan cuenta de que los recursos citados pueden producirse con mucha más calidad y de forma más eficiente, barata, y conforme con las cambiantes y variadas necesidades de cada persona, a travésdel orden espontáneo del mercado, la creatividad empresarial y la propiedad privada.Jesús Huerta de Soto

Comprar cuando la bolsa baja y vender cuando sube es difícil porque va en contra de la naturaleza humana: en los últimos 3.000 años, cuando el vecino de al lado salía corriendo o gritaba "fuego", ha resultado rentable salir corriendo también. De ahí que cuando la bolsa sube nos dan ganas de comprar, y cuando baja nos dan ganas de vender, por una simple cuestión de biología.

¿Pero es que no os dais cuenta que todas las injusticias y toda la corrupción proviene de lo "publico"?‏



viernes, 20 de noviembre de 2009

¿Puede quebrar un banco central?

¿Puede quebrar un banco central? sacado del instituto Mises.

Las autoridades monetarias centralizadas disfrutan de una posición privilegiada en el sistema monetario actual. La gente tiende a ver a los economistas y a los políticos de estas instituciones como semi-dioses, individuos a los que si se les da recursos suficientes asegurarán que la economía siga una trayectoria siempre creciendo y sin alteraciones bruscas. Sin embargo, al contrario que los semi dioses griegos de antaño, los banqueros de los bancos centrales de hoy en día son meros mortales que deben trabajar dentro de los confines y restricciones de las instituciones que lideran.

Si bien es cierto que poseen un aura de invencibilidad, la verdad es que la efectividad de sus políticas afrontan severos límites.

De manera convencional un banco central persigue su objetivo de estabilidad en los precios mediante el ajuste del suministro de dinero para alterar las tasas de interés indirectamente, haciendo de esta manera que el prestar dinero sea más atractivo o menos. La reciente crisis atrae la atención a una función secundaria de estos bancos, esto es, como un prestamista de último recurso.

Tras el colapso de Lehman Brothers en septiembre de 2008, los bancos centrales del mundo intervinieron en un esfuerzo unificado para barrer activos deficientes no líquidos del sector de la banca privada para obtener una deuda de gobierno de mejor calidad. Si bien es cierto que este proceso se desarrolló sin dificultades en su comienzos, los bancos centrales se encontraron pronto con balances a la baja de deudas de mejor calidad por barrer. La única herramienta que quedaba para luchar la crisis de liquidez fue una expansión cuantitativa, incrementando el suministro de dinero, construyendo de esta manera liquidez nueva disponible para que el sistema bancario pudiera retirar sus pasivos.

Mediante esta expansión cualitativa, los bancos centrales fueron capaces de rescatar sistemas bancarios locales que estaban fuertemente endeudados en divisas locales, tal como era el caso en el sistema americano. Sin embargo, otras economías que dependían en inversión extranjera no fueron tan afortunadas. La insolvencia del Banco Central de Islandia a finales del año pasado sacó a la luz este tema; varios bancos centrales están todavía en peligro.

Los bancos centrales que sólo son capaces de inflar el suministro de dinero es su divisa local afrontan retos significativos cuando se enfrentan con sistemas bancarios fuertemente endeudados en pasivos nominados en moneda extranjera. Tal como el reciente ejemplo de islándia ha demostrado, la posibilidad de la insolvencia en los bancos centrales crea la oportunidad para una reforma bancaria real.

Cuando los bancos centrales quiebran

Murray Rothbard, en su libro “The Case Against the Fed”, argumenta que una industria privada bancariamente libre está disciplinada por la amenaza de una retirada masiva de fondos, lo que le frena de una sobre emisión de sus pasivos en exceso de sus activos. Un sistema dirigido por un banco central de reservas que respalden los depósitos de los clientes no opera, sin embargo, bajo tal coacción. El sistema basado en dinero de curso legal garantiza a la autoridad monetaria central una ventaja: sus propios activos ( principalmente la base monetaria) nunca serán amortizados por nada que no sean las mismas unidades nominales en las que están nominados.

Guido Hülsmann explica esta rareza, usando la libra británica como ejemplo:

Hasta 1914, y luego entre 1925 y 1931, el Banco de Inglaterra amortizó sus billetes de 20£ con una cantidad de oro que se denominó “La cantidad de 20£”. Hoy en día amortiza estos billetes con otros billetes del mismo tipo. La idea es que antiguamente la expresión “La cantidad de 20£” tenía un significado legal diferente al que tiene hoy en día. En su momento designó alrededor de 5 onzas de oro. Hoy en día significa algo diferente. La suspensión de pagos ha convertido la expresión “La cantidad de 20£” en una tautología auto referenciada, ahora designa billetes de 20£. Los billetes que aseguran un pago por “La cantidad de 20£” no hacen más que asegurar el pago en billetes semejantes.

El resultado es que los pasivos pueden ser retirados inflando el suministro de dinero y no mediante el sacrificio de ningún ahorro real, ya sean una materia prima ( como oro) o una divisa extranjera. Esta capacidad del bancocentral para poder hinchar sin esfuerzo pasivos domésticos ha incrementado su frecuentemente citada función como entidades crediticias de último recurso. Así pues, a medida que los bancos se encuentran afrontando falta de liquidez, los emprendedores dan por sentado que el banco central es capaz de colocarse rápidamente para expandir el suministro de dinero y evitar una crisis.

Hoy en día, al medida que los mercados monetarios globales han tomado un tono más reservado, las turbulencias económicas han causado que muchas instituciones financieras sufran una limitación de divisas vinculante. Muchos bancos centrales han asumido el papel de los constructores de mercado para asegurar que la liquidez permanece lo suficientemente alta como para que las empresas que afrontan esta limitación no se vuelvan insolventes.

Ignore por un momento si se debería apoyar artificialmente a las empresas que han cometido un error empresarial en el pasado y afrontan ahora insolvencia. La pregunta interesante deviene: ¿Es posible en todos los casos, tal como los empresarios emprendedores comunmente asumen?

Recientemente, el Fed estaba cerca de la insolvencia al usar sus propios activos para sacar de apuros a un sistema financiero vacilante. Al tiempo que el Fed cambiaba deuda gubernamental de alta calidad por deudas provenientes de préstamos con tasa no preferencial que estaban cargando al sector bancario, el banco centralagotó una gran cantidad de
sus activos y se acercó a su propia limitación fundacional.

En este punto, el Fed adoptó una solución simple: aumentó el suministro de dinero disponible al sector bancario, permitiendo de este modo retirar sus pasivos nominados en dólar. Ya que los pasivos que el bancocentral pretendía retirar estaban nominados en esa misma moneda nacional, tenía la capacidad de retirarlos simplemente al aumentar el suministro del dinero. De esta manera, el Fed evitó una crisis de liquidez sin gran dificultad ( dejando de lado los daños ocultos asociados a todo aumento de dinero)

Un problema global

¿Qué pasa si un sistema bancario no está atado con deuda que está nominada en su moneda nacional, más bien lo está con una deuda nominada en moneda extranjera?

En este caso la autoridad monetaria central se limita a su papel como prestamista de último recurso. Puede promulgar cambios en la regulación que afecten a requerimientos de reserva, ratios de adecuación de capital, etc. Puede fomentar operaciones de mercado libre usando su hoja de balance de activos para balancear las transacciones. O puede hinchar su propio suministro de dinero. Sus activos retenidos en pasivos extranjeros se convierten en el eje para mantener la solvencia de este tipo de sistema bancario.

Cuando la liquidez global se acota seriamente, las economías fuertemente nominadas en moneda extranjera rápidamente sienten la tensión. El sistema bancario islándico es el ejemplo más reciente de este problema. El Banco Central de Islandia carecía de la habilidad para inflar en cualquier otra divisa que no fuera la króna nacional; como resultado, el sector bancario Islandés (que estaba fuertemente endeudado en pasivos extranjeros, principalmente yenes japoneses y francos suizos) sucumbió a la insolvencia.

A medida que la liquidez se evaporó en el otoño de 2008, las instituciones globales acostumbradas a trabajar continuamente con deudas afrontaban el reto de tener que pagar sus pasivos. Sin embargo, tenían que hacerlo sin simultáneamente eliminar posiciones de deuda balanceadas ( es decir, extendiendo la madurez mediante despliegue de la existente deuda). Estos pasivos se emitieron en divisas extranjeras, así pues el sistema bancario nacional islandés fue incapaz de cumplir sus obligaciones para con la deuda.

El banco central intentó ser el prestamista de último recurso, pero pocas opciones le quedaban. Carecía de activos nominados con moneda extranjera con los que financiar el sector financiero con problemas. Después de todo, el sistema requirió intercambios de divisas y líneas de crédito provenientes de naciones amigas para rechazar un devastador colapso financiero. Como resultado, el Banco Central de Islandia se convirtió el primer banco central de un país desarrollado en el siglo XXI en devenir insolvente.

Islandia tenía un ratio de deuda/PIB nominada con moneda extranjera de entre 60 y 70% durante la cúspide de su crecimiento. Varios países hoy en día están marcados por niveles no menos extremos, incluyendo muchos países del este de Europa ( principalmente Estonia, Hungría,Letonia, Lituania y Serbia) los que se enfrentan a ratios de deuda/PIB nominada con moneda extranjera que son superiores al 66%.

Muchos de estos países ya han recibido préstamos del FMI para aliviar las presiones causadas por este desequilibrio. Un brote renovado de inquietud financiera puede agravar el límite en la liquidez provocado por esta deuda nominada con moneda extranjera. Estos países pueden acabar siendo insolventes otra vez si estos sistemas bancarios demuestran estar demasiado sobreapalancados con este tipo de deuda como para ser sostenibles.

Conclusión
Los bancos centrales disfrutan de una situación reverenciada en debates sobre temas monetarios. A su disposición se hayan un aparentemente inacabable surtido de armas y herramientas listas para corregir cualquier desequilibrio del mercado que amenace la estabilidad económica. Sin embargo, estas instituciones son tan útiles como los activos que representan. Las políticas expansionistas monetarias no pueden solucionar todos los problemas a los que se enfrenta un banco central. Los países que se enfrentan con sectores bancarios fuertemente endeudados en pasivos nominados con moneda extranjera acabarán un día encontrando que el banco central ( que los ha conducido a esta situación) será impotente.

Jesús Huerta de Soto demuestra en su trabajo magistral Money, Bank Credit, and Economic Cycles que el el actual sistema bancario disfruta la provisión legal privilegiada de ser capaz de crear cuentas de depósito como si fueran préstamos. Un banco central mantiene este sistema de reserva fraccional asegurando que una industria bancaria no líquida tendrá liquidez adecuada en tiempos de crisis bancaria.

La posibilidad de un banco central insolvente, sin embargo, da un rodeo sobre la pregunta de si el bancocentral debería de ser eliminado y concluye que se eliminará, en determinados casos, a sí mismo a medida que la insolvencia lo deje indefenso. Los sistemas bancarios fuertemente endeudados con deudas nominadas con moneda extranjera son especialmente vulnerables a esta posibilidad, simplemente porque los bancos centrales son sólo capaces de salvar obligaciones de deudas nominadas con moneda nacional.

Un dicho bien conocido dice que “si no está roto, no lo arregles”. Los economistas llevan tiempo defendiendo que la planificación centralizada es necesaria para asegurar la estabilidad económica. Sus inminentes quiebras pueden acabar exponiendo la esterilidad de esta misma función.

Esperemos que una vez que estas autoridades monetarias sean sacadas al descubierto como quebradas, sean reparadas a la luz de las verdaderas necesidades y demandas de un orden económico próspero. El sistema bancario libre, operando bajo principios legales establecidos junto con la producción privada de dinero, asegurará que una industria bancaria sobre crecida no se desarrolle. Tampoco se basará en la falacia de que la omnipotente autoridad monetaria central está siempre en guardia, lista para salvar al capitalismo de sus propios excesos.



1 comentario:

Modesto dijo...

Aunque no lei completo tu articulo, los parrafos que lei son muy buenos. Me gusto la t shirt...lol...muy cierto...