Un estudio hecho en los países nórdicos , demostró que las personas que invierten en bolsa no son los que más dinero tienen, sino lo más inteligentes.

"Por extraño y paradójico que le parezca: La renta variable es el activo-a largo plazo-más rentable y menos arriesgado".Francisco García Paramés

La clave en el mundo de las inversiones está en la PACIENCIA, como decía un inversor value "Más vale hacerse rico despacio que pobre rápidamente" .

Todo llega para quien sabe esperar.Nunca te des por vencido, las grandes cosas llevan tiempo.

‎ "Yo me fío más de cómo maneja la economía una familia que se juega el pan o un empresario, que se juega la ruina, que un grupo de señores que, cuando quiebran un país, se van a su casa, reciben seis cargos públicos o privados y se dedican a dar discursos."Daniel Lacalle

Los seres humanos observan que hoy en día las carreteras, los hospitales, las escuelas, el orden público, etc. etc., son proporcionados en gran (sino en exclusiva) medida por el estado, y como son muy necesarios, concluyen sin más análisis que el estado es también imprescindible. No se dan cuenta de que los recursos citados pueden producirse con mucha más calidad y de forma más eficiente, barata, y conforme con las cambiantes y variadas necesidades de cada persona, a travésdel orden espontáneo del mercado, la creatividad empresarial y la propiedad privada.Jesús Huerta de Soto

Comprar cuando la bolsa baja y vender cuando sube es difícil porque va en contra de la naturaleza humana: en los últimos 3.000 años, cuando el vecino de al lado salía corriendo o gritaba "fuego", ha resultado rentable salir corriendo también. De ahí que cuando la bolsa sube nos dan ganas de comprar, y cuando baja nos dan ganas de vender, por una simple cuestión de biología.

¿Pero es que no os dais cuenta que todas las injusticias y toda la corrupción proviene de lo "publico"?‏



viernes, 11 de febrero de 2011

¿Y si la bolsa se estanca durante una década?


Juan Ramón Rallo

&quote&quoteUna bolsa deprimida es un problema para quien quiera jubilarse durante ese período –y tampoco del todo, pues seguiría percibiendo los dividendos–, pero es una bendición para quien esté ahorrando y capitalizándose.
Gran parte del miedo en torno a las fluctuaciones del precio de las acciones y al supuesto "riesgo" de que durante un largo período de tiempo éstas se encuentren deprimidas parte de un error de base: no saber qué estamos comprando. No me voy a extender ahora mucho sobre este asunto, pues en el futuro trataré de reflexionar con más detalle sobre el mismo, pero sí deseo lanzar el mensaje fundamental: comprar una acción es comprar parte de una empresa; y comprar participaciones en un índice es comprar particiones en una selección de las mejores empresas de un país.
Por consiguiente, si nuestro objetivo es jubilarnos en 20, 30 ó 40 años, no deberíamos tener miedo a que la bolsa se estancara o cayera de precio durante la próxima década. Al contrario, deberíamos considerar ese escenario de depresión como una oportunidad única para volvernos ricos, para acaparar tantas participaciones en empresas excelentes como podamos. Una bolsa deprimida es un problema para quien quiera jubilarse durante ese período –y tampoco del todo, pues seguiría percibiendo los dividendos–, pero es una bendición para quien esté ahorrando y capitalizándose.
Como en tantas otras cosas, conviene tener en cuenta el enorme sentido común del mejor inversor de la historia, Warren Buffett:
Una pregunta corta: si tienes la intención de comer hamburguesas a lo largo de toda tu vida y no eres un vendedor de hamburguesas, ¿qué preferirías? ¿Que éstas se mantuvieran caras o baratas durante toda tu vida? O, de la misma manera, si vas a ir renovando tu coche cada cinco años y no eres un productor de automóviles, ¿preferirías que los coches estuvieran caros o baratos? Como es obvio, estas preguntas se contestan por sí mismas.
Pero vayamos ahora a la pregunta final del examen: si esperas ser un ahorrador durante los próximos cinco años, ¿qué preferirías? ¿Que el precio de las acciones subiera o bajara? La mayor parte de los inversores se equivocan por entero. Aun cuando van a ser ahorradores durante muchísimos años, se entusiasman cuando los precios de las acciones suben y se deprimen cuando caen. En efecto, se regocijan de que el precio de las hamburguesas que van a comprar haya aumentado. La reacción no tiene sentido. Sólo aquellos que van a vender acciones en el futuro cercano deberían alegrarse de que el precio de las acciones subiera. Aquellos que van a adquirirlas deberían preferir precios estancados o decrecientes.
La manada nos arrastra a comprar cuando todo el mundo está comprando y a vender cuando todo el mundo está vendiendo, cuando lo inteligente, si estamos seguros de la calidad de la compañía o del índice analizado, sería justo al revés: comprar cuando todos venden y vender cuando todos compran.
¿Que la bolsa va a tener una mala década? Está por ver, pero muchos –los que estén a más de diez años de la jubilación– deberían desear que fuera así.
Juan Ramón Rallo es jefe de opinión de Libertad Digital, director del Observatorio de Coyuntura Económica del Instituto Juan de Marianaprofesor de economía en la Universidad Rey Juan Carlos y de ISEAD y autor de la bitácora Todo un Hombre de Estado. Ha escrito, junto con Carlos Rodríguez Braun, el libro Una crisis y cinco errores, galardonado con el Premio Libre Empresa 2010. Puede seguirlo en Twitter.

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